Imagen: interpretación artística actual, de autor no identificado, del cuadro "Il Quarto Stato", de Giuseppe Pellizzada Volpedo. |
Termina la legislatura de Rajoy en el marco de una bochornosa paz social que incita a pensar en términos de derrota para la izquierda. Poco importa ya el resultado de las elecciones del 20D. En esta crisis sistémica hay un perdedor claro, la clase trabajadora; pero también la izquierda política, castigada por el retroceso ideológico y, en el caso de Izquierda Unida (IU), por la erosiva labor llevada a cabo por aquellos que desde dentro se han encargado de debilitar la organización en beneficio del partido Podemos. El sistema ha sabido blindarse. Si nos quejábamos del tándem PP-PSOE, ahora nos encontramos con que la brecha abierta en el sistema se ha tapado convenientemente a través de una "clonación" de ambos partidos, dando como resultado el tándem Ciudadanos-Podemos. Lo de siempre con apariencia de lo nuevo. Recordando con humor la película Austin Powers, tenemos a un PP y a su mini-yo Ciudadanos; y aun PSOE y a su mini-yo Podemos.
El entreguismo a Podemos de buena parte de los notables de IU, ha ido creando un cisma en la base militante y simpatizante de la izquierda. El ánimo está por los suelos y eso que todavía hay cartas tapadas que solo se pondrán al descubierto al día siguiente de las elecciones y que quizás acaben mostrándonos un desenlace tragicómico: una posible fusión/absorción IU-Podemos, anunciada ya por algunos ilustres como Manolo Monereo y Ramón Luque.
Es tiempo de autocrítica, sin duda. En este sentido me pareció oportuno crear una serie bloguera de textos publicados en otros sitios y que, se esté muy de acuerdo con ellos o no, constituyen un fértil material para la discusión y la reflexión.
Estoy convencido que buena parte de los problemas de IU se han originado a partir del PCE, partido en el que milito. Por ello me pareció interesante comenzar esta serie con un documento político de una agrupación del PCM (Partido Comunista de Madrid), la agrupación de Villaverde. Encuentro fuertes puntos de conexión entre el contenido del texto que sigue, y el planteamiento del EEC (Espacio de Encuentro Comunista), del cual también formo parte. Coincidencia que me parece positiva, porque los que estamos en una posición crítico-constructiva quizás seamos muchos más de los que pensamos (por este motivo una de las entradas de esta serie la dedicaré al EEC).
Os animo a leer con atención el siguiente documento. Merece la pena.
Fuente original: web de la agrupación de Villaverde del PCE de Madrid. Publicado el 12-11-2015.
Negrita y cursiva: son del original.
* * *
Defender la izquierda
Documento político aprobado por la Agrupación de Villaverde – PCE
1. “EL MOMENTO HISTÓRICO”
En años anteriores, que podemos fechar entre 2010 y 2013, hemos vivido un período de amplísima movilización social, surgida como respuesta a la aplicación de duras políticas neoliberales, que ha significado un fortísimo recorte de derechos y garantías sociales, con un claro objetivo de poner fin a las políticas redistributivas en nuestro país: bajada general de salarios (cifrada por las organizaciones sindicales hasta en un 30% y 40%), privatización de servicios públicos, transferencia de la deuda privada de la banca a la deuda pública, recortes en gasto social coincidiendo con altísimas cotas de desempleo, precariedad y temporalidad, es decir, justo cuando ese gasto social es más necesario, etc.
Fue, sin duda, un período de acumulación de fuerzas para las organizaciones de la izquierda y supuso un cierto reavivamiento de la debilitada ideología marxista entre amplios sectores de la clase trabajadora y demás capas populares. Fue también una fase que hacía presagiar la posibilidad de un cambio sustancial en las instituciones de nuestra democracia formal.
Pero muy al contrario que una intensificación de las luchas sociales y de la batalla ideológica, estos dos últimos años han significado una manifiesta desmovilización, así como una más que evidente restauración de la paz social. Ello, además, coincidiendo con el surgimiento de los proyectos políticos “del cambio, ni de izquierdas ni de derechas”. Una coincidencia que tiene poco de casual.
En ese intervalo de tiempo (2014-2015), en la izquierda organizada se ha ido imponiendo un cambio en la estrategia a seguir: ya no se trataba de continuar acumulando fuerzas para revertir las políticas de recortes y austericidio, y de lograr un avance para las posiciones anticapitalista, sino de colocar a la izquierda en una fatídica carrera en pos de un electoralismo cortoplacista, eso sí, un electoralismo envuelto en una retórica altisonante e injustificadamente triunfalista, pero vacío de todo anclaje ideológico. “Empoderar a la gente”, “crear poder popular” o “crear contra-poder”, “el momento histórico” mil veces nombrado pero nunca explicado (un “momento histórico” que no es sino el resultado de querer ver un momento revolucionario en lo que en realidad es una fase de brutal ofensiva capitalista) y su subsecuente “es ahora o nunca”, todo ello culminado en una falsa “unidad popular”, que nunca tuvo nada de unitaria ni de popular, sino simplemente de mero tacticismo electoralista que se ha llevado por delante la cohesión de la izquierda organizada. “Confluencia”, “momento histórico”, “ahora o nunca”, “unidad popular”, consignas todas ellas que se han impuesto por en encima del discurso coherente, del debate sincero, por encima de la práctica revolucionaria y de las propuestas de transformación, anticapitalistas y de recuperación de derechos y condiciones de vida; consignas todas, con las que se ha pretendido ocultar un entreguismo inusitado a aquellos proyectos “ni de izquierdas ni de derechas”.
En este contexto de lanzamiento de proclamas falaces, unidades excluyentes, y lecturas deliberadamente miopes de en qué fase nos encontrábamos, tuvieron lugar primero las elecciones al Parlamento andaluz, más tarde las elecciones municipales y autonómicas en varios territorios y, más recientemente, las elecciones a la Generalitat de Catalunya, todas ellas con resultados dispares para la izquierda organizada (brillantes en algunos casos, francamente malos en otros, modestos en muchos), pero todas ellas utilizadas para forzar una única lectura, tan incorrecta como parcial e interesada: el discurso serio debe ser reemplazado por la proclama, la propuesta estudiada y coherente por el gesto y el postureo, la organización por el espectáculo, la alianza por la entrega, el contenido por la forma y, en suma, la estrategia por la táctica.
A día de hoy, y como consecuencia de todo ello, se ha producido una brutal fragmentación de la izquierda organizada como no la conocíamos en décadas.
2. EL DESCONCIERTO IDEOLÓGICO (* ver nota al pie)
En efecto, la estrategia de la izquierda organizada se perdió en el tacticismo electoral (fenómeno que, por cierto, no es nuevo, pero sí ha sido mucho más agudo en esta ocasión, y sus consecuencias pueden ser demoledoras), en definitiva, como consecuencia del terco empecinamiento por una “unidad popular” que nunca pasó de ser una farsa entreguista, reflejo de la falta de lucidez ideológica de quienes dirigen la izquierda organizada.
Dos años no sólo de profundo estancamiento sino, más aún, de retroceso, en los que no ha habido una apuesta decidida por la movilización social; ni se ha tratado de dar continuidad a una política de alianzas que nos acercase a otros sectores sociales organizados, como el sindicalismo de clase, el tejido asociativo de los barrios y pueblos, otras organizaciones de la izquierda anticapitalista; ni se ha hecho el menor esfuerzo para aclarar posturas, definir estrategias, o dar marcos para analizar la situación y la ruta a seguir. Siempre, una y la misma respuesta, una y la misma coartada para cortocircuitar todo debate: ¿Para qué la movilización, si ya hay “unidad popular”? ¿Para qué trabajar por la acumulación de fuerzas, si hay “unidad popular”? ¿Para qué fijar una base ideológica firme, si hay “unidad popular”?
Dos años, además, de gran convulsión interna en las filas de la izquierda organizada, donde no sólo se ha ignorado toda crítica a la deriva ciudadanista, a la falta de rigor y coherencia, a la vaciedad de la supuesta “unidad popular”, sino que dichas críticas se han saldado con toda una serie de amenazas de expulsión, depuraciones internas, purgas colectivas y un permanente maltrato y menosprecio a la militancia.
En efecto, y como consecuencia de la incapacidad de debatir en el seno de la izquierda organizada (que es una muestra más de la profunda debilidad ideológica de quienes han liderado este fatídico proceso de “unidad popular”), estos dos años han estado marcados por críticas ad hominem y descalificaciones personales, que no tenía otro objeto que el imponer una única visión y una única línea válida: quien no esté con “la unidad popular” es el enemigo (en efecto, todo un sector de la izquierda organizada ha sido acusada de ser de la mafia, obreristas de derechas, burócratas, corruptos, enemigos de clase). Difamación tras difamación, que sólo se explica por la falta de argumentos válidos y de peso para defender la tan manida como disparatada “unidad popular”.
3. RECOMPONER EL PROYECTO COMUNISTA
Gravísimo desconcierto ideológico, apuestas tacticistas que han remplazado toda visión estratégica y de largo plazo, sustitución del debate mínimamente serio por la depuración y la purga interna, fragmentación y diáspora de la izquierda organizada. Este es el lamentable balance que cabe hacer de estos dos últimos años.
No entraremos aquí en si el durísimo desmontaje que viene sufriendo la izquierda organizada ha sido planificado, o si, sencillamente, es consecuencia de un proceso de descomposición no intencionado, en el que el entreguismo a los proyectos “ni de izquierdas ni de derechas” es sólo un efecto de la falta de lucidez política. Tampoco es este el lugar para poner nombres y apellidos a los y las responsables de que hayamos llegado a tan difícil situación (aunque sin duda los hay).
De uno u otro modo, sea un desmontaje intencionado o no, no cabe apuntar sino a una y la misma causa: el retroceso ideológico en el seno de la propia izquierda, la confusión entre el ideario marxista y las ideas meramente progresistas y/o ciudadanistas, la incapacidad para el debate sincero y real, en suma, la irrelevancia de lo ideológico y lo estratégico frente a otros factores tácticos e intereses cortoplacistas que, por desgracia y desde hace años, han primado en la izquierda organizada.
Por todo ello, es absolutamente necesario trabajar desde hoy mismo en recomponer el proyecto comunista, tan debilitado tras este tiempo de retrocesos.
En primer lugar, ante la fragmentación y la diáspora, consecuencia de las enconadas y gravísimas tensiones internas y el desánimo resultante de la falta de seriedad y honestidad por parte de los y las dirigentes de la izquierda, nuestra primera tarea debe ser la de reagrupar filas, evitar que camaradas y compañeros se marchen a sus casas.
Para ello, es fundamental continuar con las tareas en los barrios y pueblos y en los centros de trabajo, es decir, en los frentes de masas donde podamos tener influencia, manteniendo a la militancia activa en el trabajo cotidiano, sin olvidar el fortalecimiento cuantitativo y cualitativo de las bases a través del análisis y el debate, la formación teórica y práctica, organizar coloquios y propiciar ámbitos para el debate, etc.
Ello, además, sólo será fructífero, si colocamos como eje vertebrador la ideología marxista y, más en concreto, recuperando la centralidad del debate sobre táctica y estrategia. Poner el trabajo de corto plazo en el contexto de los objetivos de largo plazo y en el horizonte de la superación del capitalismo, realizar una crítica colectiva sobre el papel que ha tenido el electoralismo en la izquierda transformadora y lo nocivo que ha resultado la primacía del cortoplacismo y el tacticismo.
De igual modo, es imprescindible superar los métodos burocráticos con los que se vienen realizando los debates desde hace años (esto es, debates que no van al fondo de las cuestiones y que en realidad únicamente manifiestan las pugnas entre las diversas facciones internas), reavivando una auténtica cultura de debate crítico, sobre la base irrenunciable de un análisis de clase y de una estrategia revolucionaria.
Por último, como tarea de medio plazo sobre la que es preciso comenzar a trabajar, es preciso defender la necesidad de un ámbito unitario para todos los y las comunistas, un proyecto que aglutine a todas las fuerzas contrarias al capitalismo, que se articule en torno al fin estratégico, la construcción del socialismo, y sobre la base de una táctica compatible por todos los sectores que quieran formar parte de él.
(*) Al respecto de este punto del documento, aunque de forma independiente a este texto, el camarada de nuestra agrupación F. Gutiérrez nos ofrece una breve reflexión que podéis leer aquí ("¿Debilidad ideológica o deriva ideológica?").
Agrupación de Villaverde del PCE
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Hasta aquí el documento reproducido. Te invitamos a dejar tu opinión en los comentarios. Únicamente te pedimos que se mantenga la cordialidad, el ánimo constructivo y que nos ciñamos al tema tratado.
Hay una hipótesis de fondo que creo detectar con la que no coincido del todo. ¿Qué creéis que hubiera pasado si no hubiera surgido el oportunismo de Podemos como competencia de IU, o bien que ésta hubiera cedido desde el principio a sus pretensiones iniciales de hacer primarias abiertas en las europeas (que evidentemente eran para colocarse ellos aprovechando la fama que les proporcionaron ciertos medios), integrando al tertulianado complutense en IU?
ResponderEliminarSiendo muy optimistas, en el mejor de los casos tendríamos un escenario comparable al griego, con un sorpasso al PSOE por la izquierda. Pongamos que IU ganase así las elecciones, convirtiéndose en la Syriza española. ¿Y luego qué?
¿Tendría IU un proyecto diferente del de la socialdemocracia europeísta de Tsipras? ¿Alguna alternativa aparte de intentar negociar con la troika para relajar los objetivos de déficit y tratar de aplicar un programa neokeynesiano, que es en esencia lo mismo que propone ahora Podemos? Porque me temo que no, y que sería un proyecto tan fallido como el griego.
Sinceramente, creo que no tiene nada de malo que Podemos haya copado ese espacio, porque es una vía muerta en la que IU estaba perdiendo el tiempo (y los restos de la formación aun siguen mayoritariamente en esas posiciones, a juzgar por el proyecto garzonista-monereista). La diferencia con Grecia es que aquí los aspirantes a syrizas se han dedicado a competir entre ellos y es imposible que den el sorpasso en estas elecciones, ¿pero realmente creéis que hubiese servido de algo llegar al poder con el proyecto actual de IU o de Podemos?
Un saludo.
Estimadx amigx, sería largo el tratar de dar respuesta a los planteamientos que haces. Expones problemas nada triviales, que requerirían un análisis a fondo.
EliminarPor el momento, a modo de bosquejo, apunto una serie de cuestiones que habría que aclarar antes de dar una respuesta mínimamente sólida.
1. ¿Son IU y P's proyectos homologables?
(mi respuesta sería un no claro y rotundo, por el sujeto político que suponen uno y otro, sus respectivos discursos son muy distintos, y su estrategia y su táctica también)
2. ¿Son los programas de IU y de P's igualmente neokeynesianos?
(de nuevo, diría que no: los aspectos más neokeynesianos de IU siempre han sido los más criticados en los debates y congresos)
3. ¿Cuáles han sido, en última instacia, el factor o los factores que condujeron a Syriza a tener que aceptar el plan de la troika?
(a esta pregunta, con franqueza, no me siento capacitado de darle una respuesta sólida)
4. ¿Es equiparable el margen de maniobra/negociación en Grecia y en España?
(diría que es claro que en España las condiciones son más favorables)
5. Y el gran problema de fondo: ¿equivale alcanzar el gobierno a tomar el poder?
(aquí diría: la toma del poder, ¿no es una cuestión de correlación de fuerzas?)
Sé que estos puntos se quedan muy corto para la respuesta que merecen, pero tu comentario apunta cuestiones muy importantes que sería necesario tratar.
Iván de la Casa, responsable de las comunicaciones (y de otras tareas) del PCE-Villaverde.
Gracias por la respuesta.
EliminarVoy a apuntar unas cuestiones que surgen inevitablemente al hilo de los puntos que comentas.
Sobre el 1 no comento nada porque el proyecto de Podemos se caracteriza por su indefinición y maleabilidad y el de IU por su pluralidad irreductible, por lo que resulta dificil pronunciarse sin caer en reduccionismos.
Sobre 2: Es difícil defender lo que dices después de la insitencia en el proyecto de la candidatura de "unidad popular" con Podemos (finalmente frustrada) por parte del sector que parece ser mayoritario en IU. En todo momento se defendió que era adecuado porque los programas eran muy similares. La principal diferencia que se debatía hace unos meses parecía ser la propuesta de trabajo garantizado de IU frente a la renta básica universal que defendía Podemos, prouesta que por otra parte han retirado sustituyéndola por un plan más conservador de "garantía de rentas" similar al vigente en la CAV. Corrígeme si me equivoco, pero creo que otros aspectos del programa son muy similares.
Sobre 3, 4 y 5, es decir, sobre el poder y la correlación de fuerzas:
En primer lugar ¿tenía Grecia otras opciones? En principio sí, por ejemplo las que aparecen en el programa del KKE. Pero la salida de la UE y la declaración de deuda ilegítima requeriría de apoyos internacionales que ignoro si os griegos están en condiciones de obtener.
En cuanto al margen de maniobra de España dentro de los límites imuestos or la UE, creo que estamos sobrevalorando la salud de nuestro economía con un nuevo arrebato de broteverdismo pre-electoral. La deuda es enorme, la caja de las pensiones sigue en peligro mortal y la única política posible dentro del sistema parece ser el aumento de la competividad en el mercado en una escalada creciente y destructiva de las condiciones de vida de los trabajadores.
Sobre este tema está bastante bien este artículo de A. Garzón, el contenido del cual parece haber olvidado tras escribirlo. No es la única ocasión en que le ha ocurrido esto (pienso en su posición sobre las primarias). En todo caso, el contenido sigue siendo interesante.
http://www.attac.es/2013/11/26/el-dilema-imposible-de-la-socialdemocracia-europea/
Sobre la última cuestión que planteas, estamos de acuerdo. El poder no está en el gobierno, esa ilusión electoralista se repite una y otra vez, alimentada por la ambición de los que quieren tocar poltrona a costa de lo que sea. El cambio del equilibrio de poder hacia los intereses de los trabajadores y los excluidos del sistema depende como siempre de las masas organizadas, no exclusivamente torno a una candidatura electoral, sino en torno a un proyecto alternativo definido y concreto que represente una alternativa verdadera al sistema vigente y que proponga una serie de objetivos claros y un itinerario político para conseguirlos. Y eso es precisamente lo que brilla por su ausencia en la izquierda actual.
Un saludo y disculpa la dureza de mis palabras. No pretendo que me resuelvas estas cuestiones y menos en un momento electoral como éste, donde tú como representante político imagino que tendrás que expresarte como miembro de tu organización y no a título personal. Sólo pretendo poner sobre la mesa una serie de cuestiones que creo que habrá que debatir en su momento si pretendemos superar esta fase de retroceso ideológico y domesticación de las fuerzas transformadoras, que dura ya demasiados años.
"un proyecto que aglutine a todas las fuerzas contrarias al capitalismo", estoy de acuerdo. Pero, ¿no deberían ser 'todas las fuerzas contrarias al capitalismo' las que, unidas, acordaran dicho proyecto? El reto es este, propiciar un ámbito para la necesaria y urgente unidad de dichas fuerzas.
ResponderEliminarSalud
Para comenzar deberíamos aclarar que es eso de la izquierda, porque hay muchos nombre "izquierda organizada", izquierda institucional, izquierda autoritaria....
ResponderEliminarcontesto tirando de algo ya publicado en este blog:
Eliminar.....
Es indudable que, salvo que uno quiera incurrir en un sectarismo tóxico, nadie puede negar que la izquierda está compuesta por un amplio espectro de sensibilidades políticas, de diferentes perspectivas de la realidad y de soluciones posibles. No hay una única izquierda ni hay lugar ya para el pensamiento único. A veces esta diversidad nos lleva a enfrentamientos inútiles. Pero, mas allá de cómo entendamos cada uno la izquierda, esa diversidad comparte un doble común denominador. ¿Cuál es? Es muy sencillo:
1º) La lucha de clases. La izquierda se caracteriza por reconocer, aceptar y participar activamente en la lucha de clases contra la burguesía capitalista, sobre todo contra la gran burguesía. La izquierda considera que existe la lucha de clases porque hay explotadores y explotados, existe una minoría que domina y la mayor parte de la sociedad que sufre tal dominación. Las reformas laborales, económicas en general, recortes, etc., patrocinados por la patronal, son expresión de esa lucha de clases. De manera que este componente define la IDENTIDAD POLÍTICA de la izquierda, constituyendo una línea de demarcación entre lo que es y no es izquierda.
(...)
2º) El segundo denominador común que comparte la izquierda, es que rechaza el capitalismo y aspira a un orden diferente. A partir de aquí podremos no estar de acuerdo: unos sostienen la necesidad de rupturas revolucionarias y otros la vía de transiciones democráticas que permitan superar el capitalismo a través de su transformación gradual; habrá quien rechaza la participación en los mecanismos institucionales de la democracia burguesa, y quien apuesta por la participación en el sistema; quien confíe más en movimientos sociales y quien lo haga en partidos; el modelo que se defiende para sustituir al capitalismo, también es un tema controvertido que genera divergencias... Pero todos compartimos la misma idea de que el capitalismo produce barbarie y que es preciso superarlo. Es imposible entender la identidad política de izquierdas sin esto que acabo de decir."
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Más claro, agua
En febrero de 2015 envié un e-mail a José Daniel Fierro, a la sazón responsable de la sección de España de la página web Rebelión, mostrando mi perplejidad y preocupación por el hecho de que Rebelión no estaba informando adecuadamente, mejor dicho, no estaba informando en absoluto, de la crisis de IU de Madrid que en ese momento amenazaba con explotar, tal como efectivamente hizo poco después.
ResponderEliminarReproduzco aquí parte de la respuesta que obtuve de esta persona:
"Nuestra moderación se ha debido también a nuestro intento de ser prudentes y respetuosos con IU federal, pero lo cierto es que casi no ha habido reacciones desde el seno de la organización y al final lo único a lo que se podía recurrir era a notas de prensa un tanto descontextualizadas. Nuestras limitaciones de tiempo y la existencia de otros focos informativos nos han ido haciendo relegar la información sobre lo que ocurría en el seno de IUM.
De modo que tu reflexión es una llamada de atención para nosotros sobre un asunto que ni podemos seguir esperando que la propia IU solucione (como ingenuamente en un principio quizá pensamos), ni debemos seguir manteniendo en una antesala informativa.
Aunque el mal ya está hecho (o así interpretamos la salida de IU de personas tan válidas como Tania Sánchez o Hugo Martínez) trataremos de seguir un conflicto que no está ni mucho menos resuelto."
La justificación que esta persona hacía de la falta de artículos sobre el asunto, arguyendo que sólo se podía recurrir a notas de prensa de la organización, no merece ni respuesta. Rebelión no se nutre de reacciones desde el seno de ninguna organización, sino de artículos.
En el casi un año transcurrido, ha ido quedando claro para muchos de nosotros el deslizamiento ya inequívoco de Rebelión hacia las posturas de Podemos, en detrimento por supuesto de las de IU. Personalmente poco más puedo decir, más allá de esta constatación cada vez más evidente y por tanto compartida por más de nosotros.
Pero el motivo de este correo es, en primer lugar, alegrarme de la iniciativa de intentar establecer en estas páginas un debate sobre la situación de la izquierda en España. Precisamente el debate que bochornosamente nos ha hurtado Rebelión. Es difícil infravalorar la importancia que podría haber tenido dicho debate en un medio del alcance de Rebelión.
Pero en segundo lugar, me gustaría que se abriese otro debate relativo a la propia cuestión sobre Rebelión. Este portal ha sido crucial durante muchos años para toda la izquierda latinoamericana. Creo que su reciente escoramiento a la defensa de posturas que podríamos denominar socialdemócratas, por lo tanto en las antípodas de donde nos encontrábamos tanto los articulistas como los lectores de Rebelión, es un hecho muy importante y del que deberíamos hablar. O no busco bien, o no encuentro información al respecto en ningún sitio, y no me refiero por supuesto a este blog. Seguramente alguien sabe algo más que yo, y entonces sería interesante arrojar luz, y colgar con ello una medalla más en este blog por el que tanto gusto da pasarse a leer un rato.
Gonzalo