Publicamos la tercera y última parte de El Campechano y lo que heredó de sus antepasados, del compañero Manuel G. Para acceder a las partes anteriores, pulsa sobre el hipervículo:
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Parlamentarios de IU en el Congreso, pidiendo referéndum sobre monarquía o república |
Juan Carlos
Juanito y Alfonso |
Nació en Roma el 5 de enero de 1938. Tuvo varias hermanas y un hermano varón, Alfonso. Juan Carlos tuvo una niñez peculiar, viviendo en varios países.
Cuando tenía tres años y medio nació su hermano Alfonso, que enseguida fue el favorito de la familia, dejando de lado a Juan Carlos.
Alfonso entusiasmó a su padre, que pronto le llamó “Senequita”. Era vivaracho y simpático, mientras que el mayor era tímido y desconfiado.
Juan, el conde Barcelona, decidió que sus hijos estudiaran en el palacio de Miramar de San Sebastián. El método fue similar al que había en Las Jarillas, descrito en la entrada anterior cuando hablamos de Juan de Borbón.
Del libro Un rey golpe a golpe:
[...] Los veranos los pasaban en Estoril. El hermano listo, Alfonso, de vacaciones; y Juanito, acompañado por los profesores José Garrido y el padre Zulueta, que después de un mes de descanso iban también a Portugal, a Malmequer, para la versión veraniega del colegio, a cumplir un mínimo diario de cuatro horas de clases y estudio.[...]
En junio de 1954 Juanito acabó sus estudios de bachillerato. Para celebrarlo, Juan organizó un crucero con príncipes y princesas europeas, para ver que caía en cuestión de relaciones de pareja. Es la primera vez que se encontraron Juan Carlos y Sofía, aunque también estaba Gabriela de Saboya.
El 29 de diciembre de 1954 volvieron a entrevistarse Juan y Franco, en la finca Las Cabezas en Salamanca. Allí decidieron que Juan Carlos estaría dos años en la Academia Militar de Zaragoza, otro con la Armada de Marín y otro en San Javier con los aviadores. También volvió a Madrid Alfonso; libre del acompañamiento de su hermano, continuó sus estudios en un colegio privado.
No voy a entrar en la cuestión de los militares que asesoraron y rodearon a Juan Carlos en su formación militar. Todos, y es lógico, fueron combatientes en la guerra en el bando sublevado.
Hizo y recibió visitas. Los domingos, misa y algunas excursiones. Una de estas excursiones, al castillo de la Mota, fue un poco accidentada. El príncipe iba con Mondejar y Emilio García Conde, que tenía un Mercedes que dejaba conducir al príncipe, aunque éste no tenía carné. En Olmedo, Juan Carlos atropelló a un ciclista. No fue demasiado grave. Apenas unas magulladuras. Los acompañantes del príncipe resolvieron el problema con unos cuantos billetes, “para que arreglase la rueda y se comprase un pantalón nuevo”. Y así eludieron el hecho de tener que comunicarlo a la Guardia Civil. El Duque de la Torre quedó muy preocupado y, unos cuantos días más tarde, entregó a Juan Carlos, como regalo de aniversario y sin demasiados trámites más, un carné de conducir. Para que fuera una sorpresa, lo introdujo en sobres, uno dentro de otro, cada vez más pequeños, en los que ponía “reservado”, “confidencial”, “secreto”, “máximo secreto”..., y así sucesivamente. Y al príncipe, que tenía 18 años, pero era muy infantil, le hizo mucha gracia.
“Accidente” en Estoril
En 1956 los dos hermanos estaban en España, Alfonso en Madrid y Juan Carlos en Zaragoza.
Esquela por Alfonso de Borbón |
Aquella Semana Santa, el 22 de marzo, viajaron los dos hacia Estoril de vacaciones. El Jueves Santo, día 29, por la tarde jugaban los dos hermanos solos. Debido a la festividad, no había servicio en el piso de arriba. La madre charlaba en una salita con unas amigas y el padre estaba en su despacho. Se oyó un disparo seguido de unos gritos. La bala le entró a Alfonso por la nariz y fue al cerebro. Procedía de una pistola automática Long Star de calibre 22, que les había regalado, probablemente el Conde de los Andes. La muerte del niño fue inmediata. Cuando Juan subió y vio cómo su hijo se estaba desangrando en el suelo, cogió la bandera de España, la puso sobre el cadáver y exigió a Juan Carlos que, allí mismo, jurara que no lo había hecho a propósito.
Hubo muchas cavilaciones con respecto a la intencionalidad o no. Juan Carlos estaba en la Academia Militar, por lo que conocía el manejo de una pistola y si estaba o no cargada, y si estaba o no puesto el seguro. Juan estaba fuera de sí. No soportaba la vista de Juan Carlos, al que hizo regresar a la Academia Militar de modo inmediato.
Durante un tiemp,o Juan Carlos habló de renunciar a sus derechos e ingresar en una orden religiosa, de meterse en un convento, de hacerse cartujo. Pero con el tiempo, se le fue pasando el disgusto. A cabo de pocos meses conoció a Olghina Robiland, en el siguiente verano de vacaciones en Estoril, Juanito no daba señales de tener el más mínimo complejo. Estaba de luto y llevaba corbata y una banda en la manga negras, pero nada más. Ya se dedicaba a ir a fiestas, bailar y despeinarse con chicas en la parte trasera del coche.
En España la versión oficial es que Alfonso estaba limpiando una pistola y se le disparó accidentalmente. Nunca se publicó en vida de Franco la verdad. De todas formas más temprano que tarde se supo, pues todos los medios extranjeros la contaron y en una semana era de dominio público. Franco tardó algunos meses en dar el pésame a la familia del fallecido.
En 1957, con motivo del aniversario del suceso, se quiso que Juan Carlos presidiera la inauguración de un busto del fallecido, pero cuando se informó a Franco de la idea, éste sugirió que Alfonso de Borbón Dampierre, hijo de Jaime, era alternativa para la sucesión. Le dijo al Conde de Ruiseñada:
“Quiero que le cultive usted Rusieñada. Porque si el hijo nos sale rana, como nos ha salido su padre, habrá que pensar en Don Alfonso”
Desde ese momento, tanto Juan Carlos como su padre tuvieron claro que había que hacer la pelota a Franco.
Operación Lolita
Un grupo de políticos del Opus Dei, empezando en 1955 por Escribá de Balaguer en su visita a Montellano, junto con otro grupo de democratacristianos agrupados en el colectivo Tácito, comenzaron a promocionar a Juan Carlos como su favorito para la sucesión. Es lo que se denominó, no se sabe por qué, “Operación Lolita” (en algunos libros se llama ahora “Operación Príncipe”).
El régimen franquista se dividió en dos grupos. Los opuestos a la monarquía de Juan Carlos, sobre todo el falangismo puro y el carlismo, con el lema “No queremos príncipes tontos que no saben gobernar”. Y los favorables, sobre todo el grupo que se conocía como “Tecnócrata”, que fue adquiriendo importancia con el tiempo.
En Juan de Borbón no pensaba nadie dentro del régimen. Había gente importante en sus aledaños que sí pensaban en él, pero no tenían mucho poder ni influencia.
Iban ganando los opuestos a la monarquía hasta que Carrero Blanco, segundo de Franco, se decantó claramente por Juan Carlos. Fue ayudado por el ideólogo de la operación, Torcuato Fernández Miranda.
Entre tanto Juan Carlos se dedicaba a la Academia Militar, donde tuvo algunas peleas a puñetazos por la hostilidad que le demostraban compañeros.
Conoció a Antonio García Trevijano, que en los fines de semana le presentó a chicas mayores que él, que eran las que más le gustaban. Así comenzó su azarosa vida sexual, con un sinfín de relaciones. Allí fue dónde empezó una relación más seria con la condesa Olghina Robiland, a la que escribió muchas cartas, que ella vendió posteriormente.
Lo que sí ocurrió es que empezaron los enfrentamientos entre Juan Carlos y su padre. En 1957 Juan se adhirió a la Comunión Tradicionalista, aceptando sus principios derechistas. En 1958 estuvo en Lourdes con 2.000 carlistas, pero no consiguió gran cosa. Poco después volvió a posiciones liberales.
En 1958 Juan Carlos participó en el llamado desfile de la victoria. Allí vio pancartas que decían “Franco sí, el principito no” y “No queremos reyes idiotas”.
Cuando acabó sus estudios militares se planteó hacer estudios en algunas materias universitarias. La disputa era si estudiar en Salamanca o no. El problema es que allí estaba Tierno Galván. El preceptor del príncipe, duque de la Torre, dimitió. Juan Carlos perdió el curso y hasta 1960 en que su padre volvió a entrevistarse con Franco en Las Cabezas, no se desatascó el problema. Llegaron al acuerdo de que residiera en la Casita de Arriba en El Escorial. Seguiría cursos dirigidos por Torcuato Fernández Miranda. Habría un cierto equilibrio entre profesores puestos por Franco, por el Opus y por Juan. Además para oficializar los estudios asistiría a algunas asignaturas en la Facultad de Derecho en la Complutense.
La primera candidata fue María Gabriela de Saboya, hija de Humberto, ex-rey de Italia, también de vacaciones indefinidas en Estoril. Tanto Juan como Humberto estaban de acuerdo, pero la dinastía de los Saboya tenía fama de liberal. Por ello, en la Academia Militar Juan Carlos tenía en su mesilla una foto de ella, hasta que un día el director de la Academia le dijo:
“¡Alteza, quite esa foto! El Caudillo podría disgustarse caso que viniera a hacer una visita a la Academia”
Gabriela de Saboya con Juan Carlos |
María Gabriela no era bien vista por Franco. Por el liberalismo de la dinastía y porque no quería que se casara con una princesa sin trono.
De manera simultánea Juan Carlos tenía otros amoríos. Por ejemplo ya me he referido a Olghina de Robiland. Ella iba a Estoril para ver a su tía Olga, que tenía un palacete en Sintra. Él tenía 19 años y ella 23 cuando empezaron a relacionarse en una cena en el restaurante Muxaxo en la playa del Guincho, en una fiesta de altezas reales: la “fiesta de los exilados”.
La candidata seguía siendo Gabriela, pero para él Olghina era… más carnal. Del libro Un rey golpe a golpe:
“Te quiero más que a nadie ahora mismo, pero comprendo y, además es mi obligación, que no puedo casarme contigo tengo que pensar en otra. Y la única que he visto, por el momento, y que me atrae, física, moral, por todo muchísimo es Gabriela (mayo 1957)”
Aunque ella se enfadó, siguieron teniendo relaciones tres años más. Él siguió escribiéndole cartas en una mezcla de inglés, italiano, francés y español. Simultáneamente tuvo otras relaciones; por ejemplo, embarcado en el Juan Sebastián Elcano, en Brasil, con una exótica bailarina, a la que envió también cartas. Se enteraron en la embajada española y Franco llegó a decirle: “¡basta ya de aventuras!”.
Cuando la cosa estaba más fría entre Olghina y Juan Carlos, ella se quedó embarazada de él. Se negó a abortar y Paola de Robiland nació a finales de 1959 en París. No le dijo nada hasta agosto de 1960, que se encontraron en el Club 84 y se fueron a pasar la noche a la pensión Paisiello. A la mañana siguiente, él le confesó que estaba comprometido con la princesa Sofía y le enseñó el anillo de compromiso. Fue entonces cuando ella le contó todo sobre Paola de Robiland. Parece que él la escuchó con “distanciamiento borbónico” y se largo, dejándola sola para que pagara la pensión.
Ella en público dio distintas versiones. La primera, que el padre de la niña había muerto. Después dijo que el padre había nacido en Roma. Por último, en 1962, dijo que el padre se iba a casar con otra mujer. Estos dos últimos datos coinciden con Juan Carlos.
Con Sofía se vio fugazmente en 1954. Él estaba acompañado con Gabriela. Se volvieron a ver en 1958, donde incluso bailaron juntos. Sofía estaba comprometida con Harald de Noruega. Esta relación se rompió por cuestiones de la dote de Sofía, que en Noruega se consideró escasa.
Volvieron a coincidir a principio de 1960 Juan Carlos y Sofía en otra boda. La pareja seguía siendo Gabriela, pero él estaba muy liado con La Chunga, la bailaora. Pero en mayo de ese año se volvieron a encontrar en Nápoles con motivo de los Juegos Olímpicos, y de allí surgió el noviazgo.
A la vuelta se lo dijo a su padre, que después de lo de la muerte de Alfonso y de que Juan Carlos decidiera ponerse del bando de Franco, se encontraba muy disgustado. Con este noviazgo se sintió muy contento.
Miedo tuvieron ambos de Franco. Hacía un año que había rechazado a la familia real griega por ser de religión ortodoxa y ser masón el rey. Juan se lo comunicó por radio, avanzado el verano, cuando Franco estaba en el yate Azor. Franco se quedó blanco, y Juan disfrutó diciéndoselo. De todas formas no querían disgustar demasiado a Franco y Juan le invitó a la boda ofreciendo otorgarle el Toisón de Oro. Franco declinó la invitación.
Los problemas de religión se arreglaron pasando Sofía a ser católica. Eso recuerda lo del primer rey Borbón, Enrique IV de Francia: “París bien vale una misa”. El 14 de mayo de 1962 se casaron en Atenas. Asistió el embajador español y como representante de Franco fue el ministro de Marina almirante Abárzuza. También recibió permiso para asistir Alfonso Armada, que se había hecho muy amigo de Juan Carlos. El viaje de novios duró cinco meses, pese a que, en teoría, la familia real estaba en la indigencia.
Las relaciones del príncipe con Franco se habían tensado bastante con que la boda hubiera sido primero ortodoxa y después católica. Pero fueron volviendo a su cauce por la presión de los hombres del Opus Dei. Además Sofía trabajo para caer bien a Franco y lo consiguió.
En diciembre de 1963 nació Elena. A quién primero se le anunció el embarazo fue a López Rodó, una de las cabezas visibles del Opus Dei. Gran júbilo, pero que se desinfló en parte cuando se supo que era niña. Además parece que al crecer se vio que no era del todo normal en cuestión de facultades mentales. Ya se volverá más adelante a ello, por la influencia que tuvo en la Constitución.
La segunda hija, Cristina, nació en junio de 1963. Por fin, en enero de 1968, nació un varón, Felipe. Para su bautizo se permitió que volviera a España la abuela Victoria Eugenia, que fue la madrina.
Proclamación
Juan volvió a coquetear con la izquierda cuando en los años 60 empezaron las luchas obreras que pedían no sólo mejores condiciones laborales y salarios, sino libertades. En vista de ello Franco llegó a exclamar: “Don Juan ya no sirve” y el régimen se decantó claramente por Juan Carlos, empezando una fuerte propaganda a su favor, con la consiguiente irritación de su padre.
Juan Carlos en una entrevista a Point de Vue en 1965 dijo: “Nunca aceptaré la corona mientras mi padre siga vivo”. Estas declaraciones fueron reproducidas por la revista Time a principio de 1966. Pero eran sólo palabras. Para refutar la entrevista Juan Carlos concedió una entrevista a la agencia EFE, que fue firmada por Carlos Mendo. En ella aceptaba todo y si Franco le nombraba, sería sucesor a título de rey tras jurar los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales. O sea “lealtad suma”, como siempre. En enero de 1968, días después de que el príncipe cumpliera 30 años, Franco le tranquilizó diciéndole que todo estaba hecho.
La tensión entre padre e hijo se hizo mayor aún. Juan Carlos le dijo a su padre, en junio de 1969, que si Franco le designaba a él y no lo aceptaba, entonces designaría a Alfonso de Borbón y Dampierre, su primo, hijo de Jaime.
El 12 de julio de 1969 se entrevistó Juan Carlos con Franco y le comunicó que le designaría como sucesor. Juan Carlos aceptó. Y a continuación Franco se lo comunicó a Juan por carta. Al recibirla, Juan exclamó: “¡Qué cabrón!”.
El 23 de julio de 1969 se produjo el juramento de los Principios del Movimiento y Leyes Fundamentales al aceptar ser sucesor de Franco a título de rey.
Volvieron a coincidir a principio de 1960 Juan Carlos y Sofía en otra boda. La pareja seguía siendo Gabriela, pero él estaba muy liado con La Chunga, la bailaora. Pero en mayo de ese año se volvieron a encontrar en Nápoles con motivo de los Juegos Olímpicos, y de allí surgió el noviazgo.
A la vuelta se lo dijo a su padre, que después de lo de la muerte de Alfonso y de que Juan Carlos decidiera ponerse del bando de Franco, se encontraba muy disgustado. Con este noviazgo se sintió muy contento.
Miedo tuvieron ambos de Franco. Hacía un año que había rechazado a la familia real griega por ser de religión ortodoxa y ser masón el rey. Juan se lo comunicó por radio, avanzado el verano, cuando Franco estaba en el yate Azor. Franco se quedó blanco, y Juan disfrutó diciéndoselo. De todas formas no querían disgustar demasiado a Franco y Juan le invitó a la boda ofreciendo otorgarle el Toisón de Oro. Franco declinó la invitación.
Los problemas de religión se arreglaron pasando Sofía a ser católica. Eso recuerda lo del primer rey Borbón, Enrique IV de Francia: “París bien vale una misa”. El 14 de mayo de 1962 se casaron en Atenas. Asistió el embajador español y como representante de Franco fue el ministro de Marina almirante Abárzuza. También recibió permiso para asistir Alfonso Armada, que se había hecho muy amigo de Juan Carlos. El viaje de novios duró cinco meses, pese a que, en teoría, la familia real estaba en la indigencia.
Sofía y Juan Carlos
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En diciembre de 1963 nació Elena. A quién primero se le anunció el embarazo fue a López Rodó, una de las cabezas visibles del Opus Dei. Gran júbilo, pero que se desinfló en parte cuando se supo que era niña. Además parece que al crecer se vio que no era del todo normal en cuestión de facultades mentales. Ya se volverá más adelante a ello, por la influencia que tuvo en la Constitución.
La segunda hija, Cristina, nació en junio de 1963. Por fin, en enero de 1968, nació un varón, Felipe. Para su bautizo se permitió que volviera a España la abuela Victoria Eugenia, que fue la madrina.
Proclamación
Juan volvió a coquetear con la izquierda cuando en los años 60 empezaron las luchas obreras que pedían no sólo mejores condiciones laborales y salarios, sino libertades. En vista de ello Franco llegó a exclamar: “Don Juan ya no sirve” y el régimen se decantó claramente por Juan Carlos, empezando una fuerte propaganda a su favor, con la consiguiente irritación de su padre.
Juan Carlos en una entrevista a Point de Vue en 1965 dijo: “Nunca aceptaré la corona mientras mi padre siga vivo”. Estas declaraciones fueron reproducidas por la revista Time a principio de 1966. Pero eran sólo palabras. Para refutar la entrevista Juan Carlos concedió una entrevista a la agencia EFE, que fue firmada por Carlos Mendo. En ella aceptaba todo y si Franco le nombraba, sería sucesor a título de rey tras jurar los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales. O sea “lealtad suma”, como siempre. En enero de 1968, días después de que el príncipe cumpliera 30 años, Franco le tranquilizó diciéndole que todo estaba hecho.
La tensión entre padre e hijo se hizo mayor aún. Juan Carlos le dijo a su padre, en junio de 1969, que si Franco le designaba a él y no lo aceptaba, entonces designaría a Alfonso de Borbón y Dampierre, su primo, hijo de Jaime.
El 12 de julio de 1969 se entrevistó Juan Carlos con Franco y le comunicó que le designaría como sucesor. Juan Carlos aceptó. Y a continuación Franco se lo comunicó a Juan por carta. Al recibirla, Juan exclamó: “¡Qué cabrón!”.
El 23 de julio de 1969 se produjo el juramento de los Principios del Movimiento y Leyes Fundamentales al aceptar ser sucesor de Franco a título de rey.
De Un rey golpe a golpe:
[…] Desde la designación de Juan Carlos hasta 1972, Don Juan no lo quiso ni ver. El reencuentro tuvo lugar con motivo de la boda de la infanta Margarita con el doctor Carlos Zurita, el 12 de octubre, en Estoril. Aun así, con ambiente de fiesta y todo, el conde evitó que le fotografiaran con su hijo. […]
Para Juan Carlos fue una época no agradable por este tema. Además, como no tenía nada especial que hacer, se aburría. Lo más entretenido era el despacho que tenía con Franco los lunes después de comer. Duraba alrededor de una hora, y siempre llevaba unas notas, que le preparaba su secretario Alfonso Armada, sobre los temas que iba a tratar.
También recorrió algunas provincias españolas, donde por cierto le tiraron alguna patata y algunos tomates. Una vez por semana, por la tarde de 5 a 8, iba a algún ministerio a ver su funcionamiento. Claro que con ese horario mucho no pudo aprender.
Carrero presidente del gobierno
El equipo que comandaba López Rodó, consiguió convencer a Franco de que separara las presidencias de gobierno y del estado, reservándose la segunda. Así se nombró jefe de gobierno a Carrero Blanco. Según cuenta Joaquín Bardavío en su libro La Crisis, Carrero presentó su gobierno a Juan Carlos y éste le dio un abrazo y le dijo que ese era el mejor primer gobierno de la monarquía.
Los EEUU, consideraban que después de los 30 años de “limpieza” que hizo Franco, era la época de dar una mayor flexibilidad al régimen y, de acuerdo con los “tecnócratas” del régimen, apoyaron a Juan Carlos.
Su plan era, una vez muerto Franco, que se legalizaran o se crearan partidos, que fueran marcas como las que existían en los países europeos. Para ello se buscaron comunicadores que usaran las técnicas modernas de promoción de políticos jóvenes. Así Julio Feo dirigió el lanzamiento de Felipe González como candidato fundamental para desmontar los partidos de izquierda y hacer que España estuviera en la OTAN. Desde entonces Felipe González pudo entrar y salir de España libremente, montar conferencias de prensa en España y organizar el PSOE en el interior. Todo ello sin ser molestado prácticamente nada por la policía o la justicia franquista.
Juan Carlos se empezó a rodear de un círculo de jóvenes políticos del régimen: Nicolás Franco y Pascual de Pobil (sobrino de Franco), Miguel Primo de Rivera y Urquijo, Jaime Carvajal y Jacobo Cano. Por ejemplo, el sobrino del dictador se entrevistó con Santiago Carrillo en el Vert Galan en el verano de 1974, y con Felipe González. Y en abril de 1975, la revista Cambio 16 publicó una entrevista con Nicolás Franco, en la que se declaraba “demócrata” y decía que era urgente dar voz legal y voto a la izquierda. También decía que no debería haber presos políticos.
Por medio de estos últimos tomó contactos con Luis Solana, que iba a verle a La Zarzuela en moto sin quitarse el casco para que no le reconocieran. Él había sido miembro de la Asociación Socialista Universitaria (ASU) y ahora, sin pertenecer, mantenía contactos con el PSOE, donde militaba su hermano Javier.
En ese tiempo se nombró director de RTVE a Adolfo Suárez. Carrero le encargó la tarea de promocionar al príncipe, lo que hizo con gran eficacia. Incluso creó una filmoteca con reportajes sobre las actividades de Juan Carlos.
De todas formas su colaborador más cercano fue Torcuato Fernández Miranda, que escribió un libro sobre la posible transición. Como anécdota Juan Carlos no se lo leyó; los libros le daban y dan cierta alergia, y Torcuato se lo tuvo que explicar. Era el hombre clave.
Juan Carlos mandó a su amigo Manuel Prado y Colón de Carvajal a entrevistarse con Ceaucescu para que mediara con Carrillo. Después de un aislamiento de dos días allí, pudo entrevistarse con el rumano, pero no obtuvo nada importante.
Póster satírico sobre Carrero Blanco |
El 20 de diciembre de 1973, el coche de Carrero voló saltando la cornisa de un convento de jesuitas. Murió y Juan Carlos perdió a su valedor más poderoso dentro del régimen. Sobre este atentado hay muchas teorías sobre su autoría y ayudas. No voy a entrar en ellas.
Como jefe de gobierno, Franco designó a Arias Navarro (apodado el Carnicerito de Málaga), cediendo a la presión de su familia, su mujer Carmen y su yerno. Todos los defensores de la “Operación Lolita” fueron expulsados del poder.
Pero Juan Carlos siguió teniendo el apoyo de EEUU, y lo que es más importante, el de la Trilateral.
Aquí Juan Carlos se encontró con dos obstáculos. Por una parte su padre iba a hacer unas declaraciones a Le Monde, en las en las que pedía referéndum república o monarquía, legalización de todos los partidos políticos y restablecimiento de todas las libertades y derechos civiles y la separación de la iglesia y el estado. Lo consultó con los partidos ilegales y le mostraron su acuerdo. Esto era la ruptura a la vez con Franco y con su hijo. Lo que ocurrió es que antes de hacer las declaraciones, el 28 de junio, coincidieron padre e hijo y éste pudo convencerle para que no las hiciera. Ese fue el fin de Juan como pretendiente al trono por parte de los demócratas.
Un segundo obstáculo fue la boda de la nieta mayor de Franco, Carmen como su madre y su abuela, con el otro pretendiente a la corona, el primo de juan Carlos Alfonso de Borbón y Dampierre. La familia y el entorno político de Franco trabajaron para que éste cambiara la designación de sucesor. Pero Franco no dijo nunca ni sí ni no. A quién le preguntaba de su círculo le fue dando largas.
Alfonso pidió a Franco ser nombrado príncipe, lo que alarmó a Juan Carlos, que consiguió convencerle para que le diera sólo el tratamiento de alteza real y duque de Cádiz. De todas las maneras Juan Carlos no quedó tranquilo e hizo más frecuentes las visitas al dictador, acompañado muchas veces de sus hijos, que tenían orden de llamar a Franco “abuelito”.
El fin de Franco
El declive de Franco fue imparable desde 1974. Sobre todo después de la Revolución de los Claveles portuguesa. Y al tiempo le sirvió a Juan Carlos y a la parte más dúctil del régimen para tomar contacto con los partidos más posibilistas de la oposición ilegal. Un ejemplo fue la elección de Felipe González como secretario general del PSOE en el XIII Congreso de Suresnes, entre el 11 y el 13 de octubre, y después pudo hacer una vida política casi normal, para aquellos tiempos dentro de España. Evidentemente con el PSOE, el régimen fue tolerante.
En el verano de 1974 a Franco le dio una flebitis en la pierna derecha. Después se le complicó con hemorragias internas. Arias Navarro se vio obligado a plantear a Franco que, de forma interina, el príncipe se hiciera cargo de la jefatura del estado.
La verdad es que durante ese periodo de interinidad, Juan Carlos no renunció a sus vacaciones en Mallorca. Lo único que hizo extraordinario fue un viaje a Madrid para presidir un consejo de ministros el 8 de agosto.
Esta situación duró hasta septiembre. El entorno de Franco logró que la interinidad terminara. El día 30 de agosto Juan Carlos visitó a Franco en el Pazo de Meirás, y Franco le dijo:
“Alteza, creedme, lo estáis haciendo muy bien. Continuad”
Dos días después Franco recuperó sus poderes, acabando el interinazgo. Esa recuperación, en realidad, no se la creyó nadie, probablemente ni Franco. En la primavera de 1975, EEUU, que estaban preocupados por la situación española, envió a Vernon Walters, peso pesado de la CIA, a hablar con Franco. Éste le dijo:
“¿Usted viene a saber qué pasará en España el día que yo muera? Pues voy a decírselo: reinará el príncipe don Juan Carlos, que es lo establecido, y se hará lo que el pueblo español quiera. De los políticos no me fío.”
Walters también se entrevistó con el general Armada en la Zarzuela, que le aseguró la lealtad para después de la muerte de Franco. Poco tiempo después, el presidente norteamericano Gerald Ford visitó España. Eso indica la preocupación norteamericana por el futuro de España.
En el verano de 1975 hubo varios consejos de guerra donde se dictaron once sentencias de muerte. Hubo seis indultos y el 27 de septiembre se produjeron las cinco ejecuciones de tres acusados de pertenecer al FRAP y dos de pertenecer a ETA. El rechazo internacional fue considerable. En Europa varias embajadas españolas fueron asaltadas y varios países retiraron sus embajadores.
Ante ello el dictador convocó a sus huestes en la Plaza de Oriente el día 1 de octubre. Desde el balcón del Palacio Real arengó a sus seguidores con las muletillas de siempre. Juan Carlos estuvo impasible a su lado. No hay constancia que influyera ni pidiera indultos para ninguno de los condenados.
A mediados de ese mes, Franco volvió a caer enfermo. Su yerno Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde, le aisló y se hizo cargo de su tratamiento. Juan Carlos tuvo que hacerse cargo, otra vez, de forma interina de la sustitución, pues el rey marroquí Hassan II desencadenó la Marcha Verde sobre el Sáhara Español.
Juan Carlos, después de mucho dudarlo, viajó allí. La realidad es que el gobierno Arias había enviado al ministro Solís Ruiz y se había llegado a un acuerdo para que España se retirara de ese territorio. Ese viaje se quiso pintar ante la gente como casi heroico, aunque en realidad no fue tal. El resultado es que España dejó abandonados a los saharauis, que cayeron bajo el poder primero de Mauritania y de Marruecos, aunque al final el que lo ocupó totalmente fue este último.
Franco murió el 20 de noviembre de ese año y enterrado en el Valle de los Caídos. Juan Carlos fue coronado como rey el día 22 de noviembre.
Valle de los Caídos, el "único parque temático fascista del mundo", en palabras de Jean Ortiz (en "¿Y si el rey Juan Carlos estaba desnudo?") |
Juan Carlos, rey
En su discurso en las Cortes utilizó un estilo retórico que después fue consolidando a lo largo del tiempo, con una ambigüedad rebuscada, y repartió un poco para todo el mundo. Su discurso no tuvo mucho eco en la calle. Mucho más entusiasmo despertó el de la misa de coronación celebrada por el cardenal Vicente Enrique y Tarancón, que habló de “derechos humanos” y de “libertad”.
Por cierto además de monarca de España heredó otros cuarenta títulos: como monarquías, archiducados, ducados, condados y señoríos.
No parecía que tuviera muchos apoyos en teoría. Los puristas del régimen no le querían como sucesor de Franco, y la oposición ilegal no querían un continuismo. Pero había dentro del régimen muchos que lo que querían; es el dicho lampedusiano o gatopardismo: "cambiar todo para que nada cambie". Es decir, sea estaban de acuerdo en cambiar las leyes y la forma del estado para que siguieran los mismos poderes económicos.
Además, como se ha dicho más arriba, bastantes de los opositores ilegales estaban de acuerdo en el mismo principio. Por otra parte, tenía el apoyo exterior de EEUU, de los principales países de la CEE y de la Trilateral. En otras palabras, contaba con bastantes apoyos implícitos, cartas que si se sabían jugar bien podían facilitarle la sucesión. Y para esto estaba Torcuato Fernández Miranda, que como se ha dicho más arriba, tenía preparado el cambio.
A partir de ese momento se utilizaron los métodos modernos de propaganda. Jorge Miquel del instituto Gallup y Juan Díez Nicolás se dedicaron a aplicar estos métodos para incrementar la popularidad del rey.
Torcuato Fernández Miranda y Adolfo Suárez |
En cuestión política, lo primero era nombrar jefe de gobierno. El entorno de la “Operación Lolita” tenía como candidato a Torcuato Fernández Miranda, con el fin de colocarse ellos en los puestos del poder. Pero quien abortó la operación fue el propio Torcuato. Sus planes eran, primero mantener de forma provisional a Arias al frente del gobierno, y segundo ocupar él la presidencia de las Cortes y del Consejo del Reino, desde dónde podría impulsar las reformas que consideraba necesarias. Lo importante era controlar los cambios para que la derecha no perdiera el poder.
A partir del 7 de enero de 1976 se declaró una huelga del Metro en Madrid que sirvió de detonante para una oleada huelguística en la ciudad, dónde llegaron a parar más de 100.000 personas. El Sindicato Vertical franquista había saltado hecho pedazos.
No se va a referir en esta entrada a todos los tensos acontecimientos de orden público de aquellos meses, en los que el régimen intentaba incorporar a la izquierda al sistema, pero haciendo que se sintiera débil. Para ello se incrementó la represión, incluso con la pérdida de bastantes vidas.
En el gobierno Arias de la monarquía estaban representados todos los hombres fuertes del régimen: Fraga, Garrigues, Osorio, Areilza y hombres del Movimiento, como Adolfo Suárez, que en realidad era un hombre de Torcuato y por el cual éste y el rey sabían lo que se cocía y decía en el gobierno. Como cuando Arias dijo "el rey no dice más que tonterías”. Con esto, las relaciones entre Arias y el rey junto a Torcuato, se entiende que no eran buenas.
La represión no conseguía debilitar a la oposición. A Torcuato se le ocurrió formar un partido gubernamental, basándose en informes de la Trilateral. El problema era Arias, que no quería abandonar el poder y el rey no se atrevía a cesarlo. La solución llegó en mayo de 1976 en un viaje del rey a EEUU. En una entrevista concedida a Newsweek, calificó a Arias de “a unmitigated disarter”. La escena del cese parece que fue muy violenta y que se llegaron a coger por la solapa. Pero al fin Arias dimitió, oficialmente el 1 de julio.
Sonaban los nombres de Fraga, Areilza y López Bravo. Pero Torcuato y el rey ya tenían elegido el sustituto desde febrero. Era Adolfo Suárez. Vieron en él ambición y capacidad política para la acción, juventud, encanto y carisma para ganar elecciones. Y además pensaban que era manejable.
El Consejo del Reino tenía que elegir una terna para que el rey eligiera en ella al jefe de gobierno. Torcuato condujo la reunión de una forma increíble y logró su propósito. El desarrollo de esa reunión de la elección está admirablemente relatada por Gregorio Morán en el primer capítulo de su libro Adolfo Suárez. Historia de una ambición. Al final de esa reunión dijo a los reporteros: “Estoy en condiciones de ofrecer al rey lo que me ha pedido”.
La terna estaba formada por López Bravo, Federico Silva y Suárez. Y el rey naturalmente eligió a Suárez. Para formar gobierno se encontró con dificultades, pues los partidarios de Fraga, Areilza y Garrigues se negaron a entrar en él. No se podía poner en el gobierno a franquistas puros, por lo que se tuvo que recurrir fundamentalmente a democratacristianos del grupo Tácito. Hubo un representante de la Trilateral, Joaquín Garrigues Walker. Éste, en su chalet de Aravaca, se fue entrevistando con muchos políticos de la oposición: Morodo, Raventós, Rojas-Marcos, Roca...
El gobierno, Torcuato y el rey tenían claras tres cosas:
- no se convocaría un referéndum para dar oportunidad a que se votara la república.
- la reforma de las Leyes Fundamentales la harían ellos solos, a su manera. Ese tema se declaró materia reservada.
- las elecciones generales se harían dentro de un sistema de representación proporcional.
En las negociaciones con el PSOE, Felipe González se mostró dispuesto a reconocer la monarquía, y Luis y Javier Solana pidieron que no se legalizara el PCE.
El 8 de septiembre Suárez se entrevistó con los capitanes generales y la cúpula militar para exponerles sus planes de reforma y la legalización de los partidos. Aquí hay discrepancias sobre la posibilidad de legalización del PCE.
Poco después el gobierno aprobó la ley de Reforma Política, redactada por Fernández Miranda. En ella se anulaban las otras Leyes Fundamentales, se disolvían las Cortes franquistas y se proponían unas elecciones aplazadas sine die. El problema es que las Cortes franquistas la aprobaran. Para ello se presionó a los procuradores, se amenazó con disolver las Cortes y convocar elecciones, etc. Al final se consiguió la aprobación y se fijó el 15 de diciembre para el referéndum popular. Para éste se prohibió cualquier propaganda por el no. El resultado al final fue positivo para los deseos del gobierno y del rey. Y con ello empezó el cuerpo de lo que se ha llamado y llama transición.
En un principio, Torcuato pudo manejar tanto a Suárez como al rey. Pero una vez aprobada la ley de Reforma Política, Suárez empezó a volar solo. Cada vez actuaba más libremente incluso puenteando al rey. Esto hizo que Torcuato Fernández Miranda se retirara después de las elecciones, aceptando sólo ser senador por designación real. También hizo que fueran creciendo las tensiones entre Suárez y el rey. Uno de los temas principales de disensión fue que Suárez se negaba a entrar en la OTAN y apuntaba a un cierto neutralismo de España entre los bloques. Esto y las tensiones con el ejército por estas políticas y por la legalización del PCE, ya están contadas en la entrada del blog "33 años del 23-F. Terminó como una comedia lo que pudo ser una tragedia".
Por lo tanto si se quiere leer sobre el tema, se puede ir a esa entrada mencionada. Una de los temas de las que se trataba en ésta, era el de las intrigas del rey para hacer dimitir a Suárez (borboneo) y el golpe de estado blando (o duro) patrocinado por Juan Carlos y los generales Armada y Milans del Bosch, a los que dejó en el aire en medio de su desarrollo, gracias a que Sabino Fernández Campo le recordó cómo acabó su abuelo Alfonso XIII en circunstancias similares.
Lo que está muy claro es que han pasado más de treinta años y la documentación y grabaciones de aquellos hechos siguen siendo secretas. Este hecho puede dar a sospechar que hay cosas y actuaciones de muy altos cargos del estado que no se considera conveniente que los conozca la opinión pública.
Con respecto a la campechanía del rey hay una anécdota. Siguiendo la tradición de Franco de nombrar procuradores a dedo (los cuarenta de Ayete), Juan Carlos nombró 41 senadores reales a dedo. Había políticos, militares, intelectuales, banqueros, falangistas y empresarios. El rey los fue reclutando uno a uno. Les llamaba por teléfono, les comentaba lo que le había gustado un libro o un artículo, les citaba en el palacio y se sentían tan halagados con esas llamadas telefónicas que, por lo que se sabe, ninguno se negó. Fueron Justino Azcárate, Sampedro, García Sabell, Cela, Olarra, Escámez, Pedrol, etc. También había otro grupo de los que ya eran sus colaboradores como Manuel Prado, Jaime Carvajal o Miguel Primo de Rivera.
Infanta Elena |
En esa legislatura se elaboró la Constitución Española que tenemos. Ese grupo de senadores recibía discretamente indicaciones del rey. Una de ellas, polémica, fue un deseo familiar del rey. La mayor de sus hijas, Elena, había nacido con una tara mental; tiene una tara psicosomática, normal en una familia como los borbones. Nunca se ha querido hablar de esa enfermedad, aunque es de dominio público. Los medios, como en tantas otras cosas, protegen a los miembros de la Casa Real. En justicia, es la que le correspondería suceder a Juan Carlos, pero dadas las circunstancias, a sugerencia real, se quiso recuperar una cierta costumbre de las monarquías hispánicas, de que los hijos heredan el trono antes que las hijas. Es polémica esta medida cuando en la propia Constitución establece la igualdad entre hombre y mujer.
Otro tema sugerido desde el entorno del rey es la inviolabilidad del monarca, algo que no existe en casi ninguna de las monarquías parlamentarias democráticas.
Con el PSOE
Llegó octubre de 1982. El PSOE ganó las elecciones. Empezó una etapa de alegría para el rey. Felipe González supo ganarse la confianza de Juan Carlos, dejando al monarca hacer lo que quisiera: negocios, amantes... Más adelante llegaremos a esos temas.
Es decir, Felipe González y Juan Carlos llegaron a un acuerdo tácito: no se metía uno en los asuntos del otro; el rey no se metía en asuntos de gobierno y Felipe González en lo que hacía el rey.
De Un rey golpe a golpe:
[...] se podía resumir en la recomendación siguiente:“Señor, no se preocupe, nosotros nos ocupamos de todo: ¡diviértase Vuestra Majestad!”.Y Juan Carlos estaba encantado con los socialistas, capaces de llegar hasta la frivolidad o el derroche para proporcionarle cualquier capricho: aviones, helicópteros, barcos, automóviles, la práctica de los deportes más caros, viajes a los sitios de moda internacional... y, sobre todo, vacaciones, muchas vacaciones. El día de su santo se celebraron grandes saraos en los jardines del Campo del Moro, con más de 4.000 invitados de la beautiful people, esa nueva casta social de”isabelitas preysler” y ministros del nuevo Régimen que habían ido a más, bien nutridos por el mamoneo del PSOE.[...]
Apenas tuvieron choques políticos. Sólo cuando se renegoció el desmantelamiento de bases norteamericanas, el rey se alineó sin reservas en el bando de Washington.
Juan Carlos accidentado |
Durante el gobierno del PSOE hubo golpes, pero no de estado; se los pegó el rey. Mientras se divertía en Mallorca, Suiza o Baqueira, se dio unos cuantos. Con las consiguientes fracturas y operaciones. El más grave, entonces, fue en 1983 al resbalar en una placa de hielo y sufrir una fisura de pelvis. Traslado a Madrid, operación y dos meses de recuperación. A consecuencia, tuvo una fibrosis de la que se operó dos años después. Se le quitó la fibrosis y parte del testículo izquierdo.
En 1988, sufrió un accidente de caza en Suecia, cuando una rama le golpeó un ojo. En diciembre de 1989 otro trompazo esquiando, acabando con heridas en la cara. El 28 de diciembre de 1991, otro, con hundimiento de un disco tibial y nueva operación. Tuvo que ir con muletas hasta abril.
De Un rey golpe a golpe:
[…] La casa real, preocupada por el hecho de que los españoles pudieran empezar a pensar que tantos golpes no eran una cosa normal, difundió la versión de que el accidente había sido contra otro esquiador que cruzó el camino que seguía él. El misterioso obstáculo no fue identificado nunca, aunque las redacciones de algunas revistas se llenaron de espontáneos que se querían atribuir el honor[...]
Cuando la corrupción empezó a crecer, afectó tanto al PSOE como a la Casa Real. En 1990 apareció el caso Juan Guerra y la renovación de la flota de Iberia por parte de los socialistas. Y por parte del rey, el semanario Tribuna y en diario El Mundo, en agosto, publicaron reportajes críticos sobre los “líos de la corte en Mallorca”, con titulares como “Así se forran los amigos del rey”. Hubo tirones de orejas por parte del gobierno y de la Casa Real a la prensa.
Además, amigos del rey empezaban a pasar por los juzgados (Miguel Arias, Manuel Prado, el príncipe Tchokotua, PedroSitges, Mario Conde...). Por ello los servicios secretos empezaron a grabar al rey y a sus amigos. Cuando este asunto saltó a la opinión pública tuvieron que dimitir el vicepresidente Narcís Serra, el ministro de Defensa García Vargas y el jefe del CESID general Manglano. Pero el daño estaba hecho y desde entonces y sobre todo cuando llegó el PP al gobierno, el rey tuvo que dejar de estar permanentemente de vacaciones.
La fortuna y negocios
En su niñez vivió por debajo de lo habitual en la nobleza, viendo cómo los nobles monárquicos españoles tenían que obsequiar a sus padres con vivienda, yate y otras cosas para que llevasen una vida propia de la aristocracia. Eso hizo que Juan Carlos desarrollara una obsesión compulsiva para no perder las oportunidades económicas que veía a su alrededor.
De Un rey golpe a golpe:
[…] El editor José Manuel Lara fue testigo en una ocasión. Hacía ya no sé cuántos años que perseguía al ex-secretario del rey, Sabino Fernández Campo, para conseguir con sus memorias lo que sería uno de los best sellers más importantes de la historia editorial española. Pero Sabino siempre lo rechazaba, alegando que “lo interesante no lo puedo contar y lo que puedo contar, no tiene ningún interés”, lo que era muy honrado por su parte. De todos los modos, Lara no dejaba de insistir, y un día que coincidieron en un restaurante, se lo recordó nuevamente y llegó a ofrecerle un cheque en blanco. Y Juan Carlos, que comía con Sabino, dijo de pronto: “Pero yo quito una parte, ¿eh?”[...]
Pese a no tener mucha agudeza para los negocios, el rey ha sabido rodearse de buenos consejeros económicos. Empezó con Luis Valls Taberner, que se ocupó de invertir la cuestación que, entre adinerados monárquicos, se hizo en 1962 con motivo de la boda. Posteriormente su principal financiero, casi siempre a fondo perdido, fue Ruiz Mateos. Con ello éste consiguió que Juan Carlos influyera en lo que pudo en desarrollar sus negocios, limpios o sucios. La sorpresa para Ruiz Mateos fue la expropiación de Rumasa.
De Un rey golpe a golpe:
Superman Ruiz-Mateos |
[…] Alguna vez, el empresario de Jerez también había hecho transferencias importantes desde Nueva York. De estas operaciones sí conservaba los papeles. Ruiz Mateos, prófugo de la justicia, que había huido a Londres, los quiso utilizar como presión para que el monarca no le dejara tirado. La intervención del Banco de España supuso un cacharrazo que no se lo acababa de creer. Pero el monarca, en plena euforia socialista, no le hizo caso. Ruiz Mateos acusó al rey de haber recibido 1.000 millones de pesetas, con lo cual José María había pensado que tenía las espaldas bien cubiertas ante cualquier acción del gobierno. Se entrevistó con el entonces secretario de UGT de la Banca, Justo Fernández, y le pasó toda la documentación respecto a este hecho. Pero cuando Justo Fernández volaba hacia Madrid, ya estaban esperándole en el aeropuerto personas nunca identificadas para explicarle cómo estaban las cosas. Y algo bastante fuerte debieron decirle, porque se olvidó del asunto para siempre. Ruiz Mateos todavía siguió insistiendo por su cuenta un tiempo y el fiscal general del Estado acabó acusándole de un delito de injurias al jefe del Estado. Pronto comprendieron, sin embargo, que aquello sería un callejón sin salida. Este juicio se podría haber convertido en un auténtico circo y Ruiz Mateos se escapó no se sabe muy bien cómo. El Estado prefirió olvidar el tema y archivó la causa basándose en tecnicismos. [...]
Y, especialmente para el rey, la época socialista fue especialmente fructífera. Aunque el no aparecía en los papeles, su círculo íntimo estuvo en todos los pelotazos: Ibercorp, Expo 92, KIO, etc. Poco después toda esta burbuja estalló. Pero ese grupo no tuvo que devolver ni una peseta.
Con estos y otros medios Juan Carlos ha conseguido ir amasando a lo largo de los años una fortuna personal, que según la prensa anglosajona (New York Times, por la revista Eurobusiness en 2003 y el anuario Forbes, por ejemplo), puede estar entre los 1.800 y los 2.000 millones de euros. Eso sí, gran parte de ella está en bancos extranjeros, por si las cosas vienen mal dadas. Por ejemplo se publicó en el año 2000 que tenía una cuenta en Suiza de unos 6.000 millones de pesetas.
Cuando Juan Carlos fue proclamado rey, su padre, Juan, rápidamente vendió todas las posesiones que Franco le había devuelto a Alfonso XIII. Se ve que no tenía mucha confianza en que durara mucho el reinado. A esto me he referido ya en la parte segunda. Vendió los palacios de Miramar y La Magdalena y la isla de Cortegada. Además, una vez que se estableció en España, vendió Villa Giralda en Estoril y se compraron un chalet en Puerta de Hierro al que dieron el mismo nombre.
Una de dos, o Juan de Borbón fue un negociador pésimo, o había negocios ocultos en muchas de estas ventas. Cortegada, Villa Giralda y otras propiedades, se vendieron por un precio muy bajo, tanto que poco después se pagaban tres y cuatro veces más. Por ejemplo Villa Giralda portuguesa la vendió por 85 millones de escudos, y la fundación Conde de Barcelona la compró mucho más cara.
Hay otro tema con respecto a estas ventas. Casi todas fueron donadas por cuestaciones públicas a Alfonso XIII y no está muy claro que Juan las pudiera vender como un particular. Por todas ellas sacó casi 300 millones de pesetas, cifra evidentemente ridícula. Pero todo se hizo de forma tan oscura y confusa que nadie, ni gobierno del PSOE ni del PP han hecho nada para esclarecer estos asuntos.
El rey tiene un grupo de amigos en Madrid con los que ha salido a tomar copas bastantes veces. Otro grupo de amigos es el Clan de Mallorca. Allí está el príncipe georgiano Tchokotua, quien en 1973 hizo de intermediario para que la Diputación Provincial de Mallorca cediera a Juan Carlos el palacio de Marivent, de forma gratuita, como hicieron distintas poblaciones cediendo bienes a Alfonso XIII.
Tchokotua fue procesado en 1978 por una estafa inmobiliaria, pidiendo el juez su entrada en la cárcel. El príncipe huyó a Marruecos, mientras esperaba el juicio.
Otros amigos y colaboradores fueron Javier de la Rosa, Manuel Prado y Colón de Carvajal y Mario Conde:
- El primero de ellos fue condenado a cinco años y dos meses de cárcel por un delito continuado de apropiación indebida y por otro de falsedad documental
- El segundo, tesorero privado del rey, fue condenado a un año por los mismos delitos. Posteriormente, en 2004, resultó condenado a dos años por el caso Wardbase, a los dos meses le liberaron por razones humanitarias. En 2008 fue condenado, por apropiación indebida, a tres meses de prisión por el caso Gran Tibidabo.
- El tercero, tuvo que hacer frente a varios procesos por el caso Banesto. Por el primero condenado a seis años. En el 2002 el Supremo le condenó a veinte años de cárcel, que cumplió en gran parte en régimen abierto.
Mario Conde, el banquero del rey, como llegaron a llamarlo. Apartado del círculo de amistades reales cuando fue condenado a 5 años de cárcel. Recientemente creó el partido ni-ni SCD. |
Los yates que ha disfrutado el Fortuna y el Bribón (curiosos y apropiados nombres), han sido financiados como regalos. Cuando el rey cumplió 50 años un grupo de amigos le regaló un Porsche Carrera de 24 millones de pesetas. BMV, cuando sale un modelo de alta cilindrada, le regala uno. Y todo esto no entra en su declaración de bienes a Hacienda. Se considera patrimonio del Estado.
Y otro medio de financiación de Juan Carlos fue el petróleo. Todo empezó cuando hubo la crisis del petróleo de 1973. Ante la posibilidad de desabastecimiento, al ministro de Economía, Antonio Barrera de Irimo, se le ocurrió que Juan Carlos hiciera de intermediario con la dinastía de Arabia Saudí. Juan Carlos envió un emisario allí y obtuvo la respuesta:
“Decid a mi hermano el príncipe dos Juan Carlos, que le enviaremos todo el petróleo que España necesite”
A cambio de esta gestión Juan Carlos cobró una comisión. Y a todos los que lo supieron les pareció normal. Desde entonces se ha aficionado a estas comisiones. Siendo ya rey cualquier viaje para negociar en nombre del gobierno asuntos de petróleo, los hacía o uno de los amigos del monarca o el propio monarca. De hecho esos viajes, y comisiones, se están haciendo hasta estos días finales de su reinado.
También ha servido de mediador en asuntos nacionales e internacionales. Por los que, en algunos casos se ha llevado comisiones. Por ejemplo está el sucio caso del petrolero Itzarra, en el que no voy a entrar para no prolongar la entrada. Pero sería conveniente que se hiciera una entrada del blog que tratase de la explotación ilegal que han hecho las empresas españolas de África en tiempos recientes.
Su círculo ha estado implicado en tráfico de armas, asuntos inmobiliarios y en especulación financiera.
Amores reales
Ya me he referido más arriba a sus “romances” de juventud. Pero esto no acabó al casarse. En ello siguió la tradición de los Borbones.
Es improbable que Sofía no supiera de la fama de Juan Carlos, porque era pública en el extranjero. Pero ella era y es una “gran profesional”, como le gusta decir al rey, expresión que a ella le disgusta, pues parece otra cosa. La pareja no comparte ni gustos ni habitaciones desde hace muchos años. De todas formas, hay ocasiones que Sofía no ha podido aguantar más y se ha ido pública e intempestivamente, como en 1976 a Madrás, de dónde le hizo volver su madre la ex-reina Federica, o en mayo de 1991 a los Andes bolivianos.
De su relación con Olghina, aparte de la hija, de la que Juan Carlos jamás ha querido hablar, está su venganza. En 1986 fue a ver a Jaime Peñafiel y le dijo que tenía 47 cartas del rey, fechadas entre 1956 y 1960, y que quería venderlas. El periodista se puso en contacto con Sabino Fernández Campo, que después de confirmar su autenticidad con el rey, decidió que no se podían publicar. Dijo a Peñafiel que las comprara por el precio que ella pedía, 8 millones, y después las destruyera. El dinero se lo dio al periodista Manuel Prado en billetes de 5.000. Olghina se volvió a Roma, pero al ver que no se publicaban, vendió fotocopias a la revista Oggi, que publicó cuatro capítulos con las cartas. Posteriormente ella publicó en 1991 un libro de memorias titulado Sangue Blue dónde contaba detalles mucho más explícitos de su relación.
Marta Gayá |
En 1990 empezó una relación con la decoradora catalana Marta Gayá. Dio lugar a problemas políticos cuando el 18 de junio de 1992, por la sustitución de Fernández Ordóñez, le preguntaron a Felipe González si lo había consultado con el rey, contestando que no había podido hacerlo pues no estaba. Parece que estaba con Marta Gayá en Suiza y volvió apresuradamente el día 20. Todo lo descubrió en agosto la revista Point de Vue, que fue averiguando la falsedad de la versión oficial y lo descubrió todo. También publicó algo de ello El Mundo; el rey llamó al dueño de gran parte de las acciones del periódico, Agnelli -dueño también de la FIAT-, y el asunto estuvo a punto de costarle la cabeza a su director, Pedro J.
La aventura más peligrosa que tuvo fue con la vedette y actriz Bárbara Rey. La conoció a finales de los 70 y siguió con ella parte de los 80. Aunque nunca llegó a romper, la relación se reavivó en los 90.
El problema es la incontinencia verbal del rey. Durante su relación, ella grabó tanto en vídeo como en audio gran parte de sus visitas. Parece que él contaba secretos de estado de la política española, para presumir. E incluso contó muchas cosas del 23-F.
En 1994, un buen día, el rey le dijo que su relación había terminado. Pero Bárbara no estaba dispuesta a pasar página fácilmente. Para ello disponía de material abundante en grabaciones. De este material hizo varias copias que puso en varios lugares de España y el extranjero.
Bárbara Rey |
Bárbara Rey hizo llegar a palacio la noticia de lo que tenía. Palacio dio cuenta al CESID y encargó a Manuel Prado el asunto. Todo pareció que se arreglaba gracias a un programa de TVE que arregló su director, Julián García Candau, y que hizo volver a TV a la vedette. Se le entregó un sobre cerrado con una paga mensual -de un millón según una fuentes, y mucho más según otras-, a lo largo de 1995 y parte de 1996. Pero no se recuperaba el material.
El 23 de febrero de 1996, personas desconocidas -salió en la prensa- asaltaron la casa de los padres de Bárbara Rey en Totana, buscando evidentemente las grabaciones. A partir de ese momento se le acabó el contrato de TVE. Ella se enfadó, y pidió un aumento de la asignación a dos millones mensuales. Presentó dos denuncias en mayo y junio de 1997:
por el robo de tres cintas cassette, cinco de vídeo y veinte diapositivas de contenido comprometido para una “alta personalidad”
En junio de se año, volvió a presentar otra denuncia por amenazas de muerte contra ella y sus hijos. La denuncia se difundió, de manera anónima al principio, en un informe de siete folios que se dio a la prensa. La prensa sólo se atrevió a explicarlo de manera muy genérica sin meterse nada a fondo. Bárbara pretendió ir al programa Tómbola. Aquí la Casa Real intervino y su presencia fue vetada en el último instante, pero hubo que pagarle lo comprometido y la prensa publicó que en el caso hubo una censura desde la Casa Real. Como fue un escándalo, se estableció una nueva negociación, llevada a cabo por Fernando Almansa, jefe de la casa real de 1993 a 2002. En lugar de una asignación mensual, se optó por comprar el material por una cantidad que, según unas fuentes pudieron ser cuatro millones de dólares (unos 600 millones de pesetas de entonces), aunque otras lo cifran en diez veces más.
Sandra Mozarowsky |
Además de las mencionadas, ha tenido otras relaciones más o menos duraderas, con otras artistas de cine o cantantes como Paloma San Basilio, Nadiuska o Sandra Mozarowsky.
La jovencísima actriz Sandra Mozarowsky era hija de padre ruso y madre española. Cuando sólo tenía 18 años, "se cayó" desde el balcón de su domicilio madrileño. Según Andrew Morton, era amante del rey Juan Carlos. Falleció el 14 de septiembre de 1977, tras permanecer 22 días en coma vegetativo a consecuencia de las graves heridas, sufridas al caer desde su terraza en la calle Barquillo de Madrid. Hubo bastantes rumores de que estaba embarazada del rey y que fue eliminada por ciertos servicios secretos para evitar un escándalo en una época muy complicada en la política española.
Reclamaciones filiales
Ingrid Sartiau y Albert Solà. |
En junio de 2012 se conocieron Ingrid Sartiau y Albert Solà Jiménez. Ella es belga; él es catalán. Ambos reclaman que su padre es Juan Carlos. Intentaron que se reconociera la paternidad. Albert nació en 1956, Ingrid en 1966. A Albert se lo arrebataron a su madre, María Bach, y en 1961 fue adoptado por la familia Solà Jiménez en Barcelona. De adulto fue averiguando sobre sus orígenes, hasta llegar al rey. Hay quien destaca el parecido de algunos rasgos faciales de Solá con los de Juan Carlos, como puede apreciarse en la foto.
A Ingrid su madre se lo dijo en Gante. Pese a ello, no empezó a indagar la paternidad hasta hace un par de años.
Se decía en la revista Vanitatis (30 de mayo de 2013):
[...]Casualmente, ella, buceando por internet encontró una persona en su misma situación, era Albert, que desde los años 90 intenta demostrar su parentesco con el rey.En vista de ello decidieron hacerse las pruebas de parentesco con el ADN. El resultado fue contundente: eran hermanos con una probabilidad del 91 por ciento. El médico que ha realizado la prueba dice: “La probabilidad detengan un progenitor común es elevadísima. Los resultados son claros, pero los estudios no pueden especificar si es el padre o la madre. Yo no sé quién es el padre, son ellos los que afirman que es don Juan Carlos” afirma desde Lovaina el profesor Cassiman.[...]
No ha sido admitida la demanda de paternidad en ninguno de los dos casos. Los jueces se amparan en la Constitución. Dos juezas de primera instancia rechazaron en 2012 tramitar la demanda de paternidad de los dos supuestos hijos del rey.
La razón de esta negativa: el rey es inviolable tanto en su actuación como jefe de Estado como en su vida personal. Así lo establece el artículo 56 de la Constitución. Por si fuera poco, no existe norma legal que permita a un juzgado conocer una demanda contra el rey.
Desagradecido
Juan Carlos se ha distinguido por su desapego con los amigos que le rodean. Voy a referirme brevemente a los más conocidos.
Primero Torcuato Fernández Miranda. En el momento en que no le era útil se separó de él, dejándole, eso sí, el ducado de Fernández Miranda.
Con Suárez, que le ayudó a remontar la difícil etapa de la transición, desde finales de los 70 no hizo más que intrigar contra él, hasta que le hizo dimitir. En toda esa intriga está mezclado también el 23-F. Posteriormente le dio el ducado de Suárez. Su actuación llegó hasta el punto de no hacerle caso hasta
que la enfermedad mental de Suárez le hizo olvidarse de todo y desde entonces visitas, carantoñas, elogios. Cuando murió, el primero en alabarle fue el rey. O sea, pura hipocresía.
Los siguientes afectados fueron los generales golpistas Armada y Milans del Bosch. Ambos, de acuerdo con el rey, dieron el golpe del 23-F. En esa tarde Sabino Fernández Campo convenció al rey de que era una locura, y Juan Carlos no tuvo el menor reparo en dejar a ambos generales a su suerte, oponiéndose a ellos ya por la noche. En el juicio de Campamento no se permitieron muchas pruebas que hubieran implicado al rey, y ambos generales callaron la boca posiblemente por lealtad. Los dos fueron indultados no mucho tiempo después.
Sabino Fernández Campo, detrás de Juan Carlos |
Los GAL
"Oficalmente", no hay pruebas de la intervención de Felipe González en los GAL. Menos las hay de que el rey conociera o interviniera en este terrorismo de Estado. De Un rey golpe a golpe:
[...] el inicio de la guerra sucia de los GAL. Se sitúa en octubre de 1983, en una reunión del entonces ministro de Defensa, Narcís Serra, con la Junta de Jefes de Estado Mayor (JUJEM), integrada por los jefes del Estado Mayor de cada uno de los ejércitos y por un presidente, que era Álvaro Lacalle, en la que con toda probabilidad se habló delos GAL. Según las declaraciones de Serra en el juicio por el secuestro de Segundo Marey, la JUJEM, a raíz del atentado contra el capitán Martín Barrios, pidió intervenir directa contra ETA. Algunas fuentes sostienen que aquella reunión estuvo presidida por el rey, extremo que ha sido desmentido por La Zarzuela. Formalmente no tenía por qué presidirla, aunque el monarca había de estar enterado ala fuerza, según la cadena de mando, porque el rey es el jefe supremo de la Junta de Jefes del Estado Mayor, la máxima autoridad, el último escalón. Además, hay un acta de aquella reunión y está confirmado por lo demás, que fue cubierta por el CESID, que sacó una copia sonora de lo que se dijo. En todo caso, el monarca tenía que conocer a través de los despachos semanales con el presidente de gobierno Felipe González, cualquier operación antiterrorista que hubiera en marcha incluyendo las planificadas para “responder al terrorismo etarra con sus mismas armas” como han descrito la actividad de los GAL algunos implicados [...][...]En 1989, cuando el juez Baltasar Garzón empezó a instruir la investigación inicial de los GAL (en el proceso de Amedo y Domínguez), explicó delante de doce personas, en un ágape en el restaurante L'Hardy de Madrid, que el rey le había llamado a La Zarzuela y le había dicho: “Yo de ti no avanzaba eso del GAL. Hombre, los dos sabemos que es un tema de Estado...” Cuando Garzón se dio cuenta de cómo reaccionaban todos ante lo que les estaba explicando, se despidió apresuradamente y sin postre. Un mes después, hablando nuevamente del tema GAL, delante de algunas de las mismas personas que habían estado en aquella mesa, Garzón comentó: “Yo no creo que en el GAL estuvieran ni Felipe González ni el rey”. Sus contertulios le recordaron entonces lo que había explicado la otra vez, y el juez lo negó rotundamente: “¡Yo nunca he dicho tal cosa!” hecho que sorprendió a todo el mundo. Fuera como fuese, Felipe González en aquella fase del proceso consiguió neutralizar a Garzón, convirtiéndole en su inseparable número dos de cartel electoral y prometiéndole una brillante carrera política en el Ministerio del Interior. Aunque después no resultó.[...]
El PP en el poder. Y el postPP
Cuando en 1993 hubo el primer debate televisivo en Antena 3, entre Felipe y Aznar, éste atacó por la corrupción y ganó el debate. Ante el segundo debate en Telecinco, Aznar recibió una llamada con el consejo real de no tensar demasiado la crispación. Aznar desaprovechó la oportunidad de ganar las elecciones.
Cuando ganó en 1996, el rey medió en los nombramientos de los ministerios de Defensa e Interior, así como en el CESID. En agosto el gobierno decidió no desclasificar los papeles del CESID, contraviniendo su promesa electoral, y concedió el indulto a Vera y Barrionuevo.
Lo que sí parece es que el rey no se sintió tan a gusto con el PP como lo había estado con el PSOE. Precisamente fue con el PP cuando le sacaron, aunque a disgusto, de los líos de Bárbara Rey, aunque le hicieron llegar recado de que no volverían a sacarle de ningún otro.
Recobró su alegría cuando volvió a ganar el PSOE en 2004, y volvió a la vida alegre y despreocupada de fiestas, vacaciones y cacerías. En esta vida conoció a Corinna zu Sayn-Wittgenstein, que le sirvió de agente económico para negocios, no siempre limpios, también como acompañante en cacerías y como amante por lo que le puso una casa cerca del palacio de La Zarzuela.
En noviembre de 2011 ganó el PP. Pero Rajoy, por su forma de ser, no se metió para nada en las actividades reales. Con ello siguió el rey con su ritmo de vida, pero ya tenía 74 años el 13 de abril de 2012 cuando en una cacería en Botswana, con Corinna de acompañante, en circunstancias no aclaradas se partió una cadera. Ello tuvo consecuencias. Primero se tuvo que someter a una serie de operaciones y segundo se desveló el affair de Corinna. Esto junto a las actividades de su yerno Urdangarín ha hecho que en pocos meses se haya levantado en parte el pacto de silenciar las irregularidades de la familia real. Los hechos actuales son conocidos por recientes, por lo que no voy a insistir más.
Epílogo
Aquí no he profundizado en otros temas económicos del rey, como el asunto de las comisiones que cobró cuando la invasión de Kuwait por Irak, ni los temas de Javier de la Rosa, ni tantos otros, pero sus irregularidades llenarían varios tomos.
Ha decidido abdicar. Voy a hacer un pronóstico. Antes de un año, Juan Carlos y Sofía vivirán separados, siguiendo el ejemplo de sus abuelos Alfonso XIII y Victoria. Como mucho se les verá aparecer juntos en actos oficiales y familiares. Sofía, probablemente, vivirá la mayor parte del año en Londres y Juan Carlos, ¿en Mallorca?, ¿quizá con una pareja?
Fuentes
- José María Zavala: El Patrimonio de los Borbones. La sorprendente historia de la fortuna de Alfonso XIII y la herencia de Don Juan. Ed. La esfera de los libros, Madrid 2010.
- Gregorio Morán: Adolfo Suárez. Historia de una ambición. Ed. Planeta, Barcelona 1979.
- Joaquín Bardavío: La crisis. Historia de quince dias. Ediciones Sedmay.
- Patricia Sverlo: Un rey golpe a golpe.
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Sobre el "suicidio" de Sandra Mozarowsky:
ResponderEliminarhttp://www.espiaenelcongreso.com/2014/06/04/un-secreto-que-conocen-periodistas-escritores-politicos-y-actores-quien-mato-a-sandra-mozarowski-el-extrano-suicidio-de-la-amiga-del-rey/
50 verdades sobre el rey de España Juan Carlos I de Borbón y Borbón
ResponderEliminarSalim Lamrani hoy en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=186421&titular=50-verdades-sobre-el-rey-de-espa%F1a-juan-carlos-i-de-borb%F3n-y-borb%F3n-
-Veo que hay pitufinas que cobran caro por sus servicios y que, si no se les paga de acuerdo a sus exigencias, se ponen fieras. Y es que... ese tipo de servicios... si bien mirado... al ser exclusiva de ellas y según las leyes del libre mercado...
ResponderEliminar-Si no fuese que actualmente el trabajo puede ser realizado en enorme medida por las máquinas, en la cantidad y calidad que se requiera, diría que el pueblo tiene anchas espaldas y puede con todo ello; que habiendo como hay teta pa' cualquier mamón, eso que contáis sólo importa en el sentido de significar que no hay mayor diferencia entre terrón y loza (tal y como nos hace ver José Larralde: En el sentido economicista del término, si mañana quemasen o moliesen todo el dinero del mundo, posiblemente vuestro pincel no tendría tanto colorido "amarronado" de que dar cuenta).
-Son las cosas del sistema capitalista, único posible; pues si mis "parabólicas" me engañan, no escucho a nadie que lo quiera finiquitar. Se habla de corrupción; de esto o de lo otro, pero... en fin(!); mis largas orejas (perdón, parabólicas), no dejan de oír el tintineo contable (conste que no digo que estéis contando cuentos, sino no os dedicaría de mi tiempo).
-Un estornudo jubiloso y salud.