Alice Brine es una joven australiana que vive en Auckland. Ha sido noticia en las redes por un comentario que publicó en su Facebook que El Mundo ha traducido y publicado en castellano. Alice Brine, desde el sarcasmo, en su comentario se refiere a cómo a menudo y de forma sistemática se justifica, o al menos se intenta restar gravedad, a la violencia sexual ejercida contra las mujeres. Veamos primero el post de esta joven (publicado en su Facebook y traducido por El Mundo):
Voy a comenzar a llevarme a casa a chicos borrachos al azar y les voy a robar todo lo que tienen. Todo. Y no será mi culpa. Estaban borrachos. Tenían que haberse dado cuenta. Saldré libre el 90% de las veces. Pero cuando llegue el momento y un hombre valiente me lleve a juicio, alegaré que no estaba segura de si realmente quiso decir 'no' cuando dijo "no me robes el Audi". En realidad no estaba segura de si lo decía en serio. Yo le dije "por favor, ¿puedo robarte el reloj Gucci?" y él dijo 'no', pero yo no estaba segura de si realmente lo decía en serio. Él estaba borracho. Se lo buscó. Deberías haber visto cómo iba vestido, con camisetas caras y zapatos caros. ¿Qué tipo de mensaje está enviando? Pensé que quería que yo llegara y le robara todo. Lo estaba pidiendo. Cuando me dijo que 'no' le robara todas sus cosas, yo no estaba segura de si él realmente lo decía en serio. 'No' no es una palabra lo suficientemente objetiva, puede significar cualquier cosa.
Post original |
Alice Brine. Imagen de su Facebook |
No sé quién es Alice Brine. No conozco su forma de pensar políticamente. En realidad me importa un bledo quién sea y qué ideología tiene (¡oh, anatema!). Lo que me interesa es el comentario que publicó, porque de forma sarcástica pone encima de la mesa un grave problema sobre el cual los hombres (sobre todo los hombres, aunque hay mujeres que comparten el mismo discurso) no acabamos de tomar conciencia.
El asesinato de mujeres a manos de sus parejas y la violencia sexual que las mujeres sufren, son dos terroríficas lacras que están muy lejos de poder ser combatidas. Diría que incluso estamos retrocediendo en la lucha contra las mismas, en la medida en que se reactiva el ancestral discurso que acaba criminalizando a la víctima, culpándola de la violencia que ha sufrido.
No voy a extenderme en esto. Se ha escrito mucho sobre ello (y todo lo que se escriba es, desde luego, insuficiente). Simplemente quiero poner un acento sobre la escasa sensibilidad que los hombres de izquierdas mostramos ante este problema. Porque de boquilla somos muy progres, todos condenamos la violencia sexual (¡¡faltaría más!!) y tal y cual, pero luego en las redes sociales pasamos del problema olímpicamente. Basta examinar qué tipo de mensajes retuiteamos o compartimos en Facebook los hombres que somos muy progres y muy de izquierdas, para darnos cuenta que en nuestra actividad en las redes sociales hay una peligrosa laguna de vacío en relación con este problema. Ya se sabe: la violencia sexual contra las mujeres es un tema menor al que otorgamos una importancia marginal; es una cosilla sobre la que las feministas dan el coñazo y tal..; y sí, la condenamos, ¡¡faltaría más!!, pero ahora hablemos de los "temas importantes"... (por si hubiese duda: modo sarcasmo). Y cuando la palabra "feminismo" sale de nuestras bocas, normalmente es para criticarlo aunque no hayamos leído nada sobre feminismo; o para enfatizar, censurando, manifestaciones hiperbólicas del feminismo que en realidad son anecdóticas o marginales; también nos encanta a los varones que somos muy rojos enfatizar que todo lo que no sea feminismo de clase es basura (lástima que tampoco tengamos puñetera idea de lo que es el feminismo de clase). La realidad es que hay bastante más machismo y misoginia en la izquierda de lo que estamos dispuestos a creer.
Bueno, solo quería sacar a relucir el post de Alice Brine, pero no he resistido la tentación de irme por las ramas (aunque... tengo mis dudas de si esto supone irse por las ramas).
@VigneVT
Anexo
@NagStorm nos recuerda en Twitter un post similar que también resulta muy interesante. Lo reproduzco como imagen:
También nuestra compañera Alga Roja nos recuerda un interesante vídeo de sensibilización, de consentiseverything.com. Se titula "Tea and Consent" y ésta es una versión con subtítulos en castellano:
Anexo
@NagStorm nos recuerda en Twitter un post similar que también resulta muy interesante. Lo reproduzco como imagen:
También nuestra compañera Alga Roja nos recuerda un interesante vídeo de sensibilización, de consentiseverything.com. Se titula "Tea and Consent" y ésta es una versión con subtítulos en castellano:
Salgo a la calle arreglá, pero no discreta, porque para llamar la atención de los tíos —es lo único que debe importarme porque soy hembra joven sin marido— me visto con lo que está de moda —que para eso los chinos se lo curran a buen precio y hay mogollón de tiendas— a la manera de las glamourosas que salen en la tele —gritando, siempre gritando, sobre lo que sea— y en las revistas de cotilleo. La pinta igual es de guarrilla, pero es que si no presento un buen escaparate quedo como una paleta y no se fijan en mí. Claro, que los tíos también tienen que ir maqueaos como corresponde, a poder ser marcando paquete, enseñando músculo y tabletas de chocolate, por supuesto, convenientemente tatuados. Un buen coche puede disimular lo de no ir demasiado por el gimnasio urbano todo a 20 más IVA. Queno se nos olvide el último modelo de teléfono móvil.
ResponderEliminarReproducción de las ideas imperantes en la sociedad que emanan de la clase dirigente y sus acólitos, perpetuando la idea de macho dominante y mujer sumisa, pero lo suficientemente agresiva como para ser sexualmente atractiva, con el añadido de ser fieles consumidores, no sólo de mercancías —ropa barata plagiada de las grandes firmas inalcanzables— sino de ocio poligonero o de centro comercial tal y como reflejan las series televisivas. Por cierto, en las series de buenos polis y malos delincuentes made in yanquilandia, hay siempre alguna poli mujer —cupo obligado junto con las minorías étnicas— que calza zapatos de tacón afilado muy propios como para perseguir a los malos en una carrera por la ciudad.
No soy consumidor habitual de pornografía —no es que sea especialmente hipócrita, es que soy mayor— pero es evidente que también de ahí —se calcula en más del 75% la actividad de internet relacionada con el porno— es sorprendente como se reproducen en la vida cotidiana desde los cánones de belleza hasta las formas de vestir —¿desvestir?— y las maneras de tener sexo, cada vez con más violencia —violación más o menos encubierta pero finalmente aceptada— y con un papel sumiso de las actrices del porno.
Lo llaman capitalismo, imperialismo la fase actual, y no es más que mierda que a todos nos chorrea por todos lados.
Excelente el artículo.