En su recuerdo, en el aniversario de su asesinato
“¡Nadie se llame a engaño, cuando lloro...
cuando canto! (...quedó marchito y ciego
cuando al fuego escupió tan verde coro).
¡Hay que seguir trillando…, bajo el fuego!”
(Poema de Andrés García Madrid, dedicado a Pedro Patiño)
Pedro Patiño, militante de CCOO y del PCE |
Un día como hoy, el 13 de septiembre e 1971, moría asesinado en manos de la Guardia Civil el albañil militante de CCOO y del PCE, Pedro Patiño, mientras repartía octavillas y pegaba carteles junto a la carretera de Villaverde a Leganés, en el polígono de Zarzaquemada (Leganés). Ese día se iniciaba una huelga general clandestina en la construcción, que habría de durar seis días y que paralizó por completo el sector en Madrid.
La Guardia Civil alegó que había sido un "accidente”, pero todos los testigos dijeron que fue algo intencionado y que el guardia civil que disparó tenía conocimiento de a quién iba dirigido el disparo.
* * *
Aquellos días, las calles de los barrios obreros de Madrid, las calles de la periferia madrileña, de aquellas ciudades dormitorio del sur, fronteras de polígonos industriales, echaban chispas en medio del tenebrismo del blanco y negro proclamado vilmente desde 1939. En aquellas jornadas, la tensión se podía cortar. El gris policía invadía como una fantasmagórica mancha de aceite las calles, los barrios, las obras.
En medio de aquel barco fantasma que era España, las gentes de las Comisiones Obreras y del Partido Comunista no se resignaban a fuer de que la tragedia personal invadiera su vida hasta matarla.
Aquel 13 de septiembre de 1971, entre Leganés y Getafe, un piquete animaba a la huelga en el sector de la construcción. Carteles y pasquines que decían: “Compañeros se acerca la hora de la lucha. Del 13 al 20 de septiembre huelga general de la construcción, ¡todos a una, compañeros, para sacarle nuevamente de la cárcel y conseguir nuestros derechos!” A quien había que sacar de la cárcel era al cura Paco, Francisco García Salve.
En el piquete, Pedro Patiño, afiliado a CCOO y al PCE hacía su trabajo militante. De repente una furgoneta de la Guardía Civil, el frío sonido de montar el arma, y un repugnante disparo que acaba con la vida de Pedro, el obrero, el albañil luchador.
La tragedia y una muerte que no fue en balde. La huelga se vino arriba y la solidaridad se extendió por toda España.
Una comisión de obreros, encabezada por Macario Barjas pudo abordar al ministro de Trabajo, Licinio de la Fuente exigiendo la negociación de las reivindicaciones y la investigación de Pedro Patiño.
Pero la injusticia histórica una vez más. La familia de Patiño tuvo que esperar hasta junio de 2009, bajo el paragüas de la ley de Memoria Histórica para que el Gobierno expidiera un reconocimiento, sólo personal, de que Pedro Patiño fue perseguido y encarcelado injustamente “sin las debidas garantías por el ilegítimo Juzgado Especial de Espionaje y Comunismo” y que murió “en defensa de su actividad política”
(Alfon, "Pedro Patiño, asesinado por la Guardia Civil", en el blog La vida desde el lago, entrada alfon-lavidadesdeellago.blogspot.com.es)
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La peor injusticia consiste en que nuestra memoria, la conciencia de nuestra clase, nuestra propia conciencia de clase, sea escrita, cuando no silenciada, por otros.
Si triste y duro era aquel tiempo de silencio impuesto a golpe de bota militar, no menos triste es el silencio asumido, interiorizado. La cultura del olvido que diluye el valor del trabajo humano y devalúa la solidaridad y el apoyo mutuo.
De ahí la importancia de reivindicar hoy a Pedro Patiño, a los Abogados de Atocha y a tantos otros que lucharon y dieron su vida para que los más fuéramos un día los mejores. Aquellos que frente a los designios de los poderosos, de los mercaderes, se alzaron del suelo, enarbolaron el orgullo de su clase y, contra todo pronóstico, a costa de sus propias vidas, abrieron las alamedas para que otros hombres y mujeres libres construyeran una sociedad mejor.
(Francisco Javier López Martín, en "Un joven llamado Pedro Patiño", en El blog de Javier López)
Recuerdo aquello. Yo por entonces no militaba ni en CCOO ni en el PCE. No sólo hubo este, sino muchos otros. Está también el caso de tirar por la ventana a Enrique Ruano en 1969. Está también el caso de Julián Grimau, primero tirado por la ventana y después juzgado sin posibilidad de defensa y fusilado en 1963.
ResponderEliminarTodas esas experiencias me llevaron a tomar contacto con "los ilegales para el franquismo", leer, pensar y por fin militar en organizaciones "ilegales".
Bravísimo! Me siento orgullosa de que aún haya gente que recuerde a mi abuelo
ResponderEliminarPues si,Evakine le recordamos y por desgracia a otros muchos.
ResponderEliminarPues si,Evaline le recordamos y por desgracia a otros muchos.
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