La democracia socavada. La marcha de los lobbistas, los grupos de presión, a través de las instituciones.
Autor: Werner Rügemer
Original: "Die unterwanderte Demokratie. Der Marsch der Lobbyisten durch die Institutionen", en Blätter für deutsche und internationale Politik 08/13, pp. 66-67 (Hojas para la política alemana e internacional): http://www.blaetter.de/archiv/jahrgaenge/2013/august/die-unterwanderte-demokratie?print
Traducción del alemán: tucholskyfan Gabi
Uso de esta traducción: Licencia CC BY-SA. Citación: autora de la traducción y dirección y nombre de este blog, junto con reconocimiento del autor del artículo y de la revista y link en el que es publicado originalmente en alemán.
La democracia socavada
La marcha de los lobbistas,
los grupos de presión, a través de las instituciones
Era exactamente cuatro
meses antes de las elecciones generales alemanas, a finales del pasado
mes de mayo, cuando un comunicado acaparó los titulares. A saber, que Eckart von
Klaeden, hasta entonces ministro federal en la cancillería, y por tanto, parte
del círculo directivo alrededor de Angela Merkel, ya no presentaría su
candidatura al parlamento, sino que iba a convertirse a finales de este año en
el lobbista jefe del grupo Daimler. Este caso resulta ser el ejemplo más
reciente de cómo una persona procedente del íntimo círculo de poder de Merkel,
casi sin demora, se pasa al otro bando, para ejercer su influencia desde la
economía empresarial sobre la política. Este acontecimiento concierne, sin
embargo, tan sólo la idea tradicional y clásica, y por suerte, ya no tan
acrítica que solemos hacernos de lo que significa “lobbismo”, la presión e influencia que los lobbies ejercen desde fuera sobre el parlamento,
el gobierno, la administración y los partidos. Y de hecho es así que este tipo
de lobbismo sigue existiendo y expandiéndose sin parar [1].
Pero como mucho más importante se presenta una nueva forma de lobbismo que aún no recibe este nombre: es el lobby que lleva tiempo presente dentro del estado
y, en muchos casos, es remunerado por él. Contra estas prácticas no sirven los
tiempos de carencia, ni el más exquisito de los registros, tal y como se viene
a proponer últimamente [2].
Los bancos también gobiernan
El mejor ejemplo de un
lobby dentro del estado son los bancos y su inmenso “poder estatal”. Como bien es
sabido, se encuentra registrada como lobbista la asociación de bancos alemanes
(BdB) que, de hecho, resulta bastante irrelevante, dado que los bancos ya se
vienen agenciando bajo su propia responsabilidad. En la actualidad, sin
embargo, ellos, los bancos, son el lobby más poderoso y de mayor éxito, sin encontrarse registrados como tales.
Consejero esencial, e
incluso copartícipe decisivo en el debate sobre el primer rescate bancario de
2008, era el Deutsche Bank,
visiblemente representado por el portavoz de su junta directiva. Josef
Ackermann y su equipo, eran visitantes frecuentes en la cancillería a la hora
de recepciones oficiales y privadas [3]. Mientras tanto los lobbistas profesionales podían cruzarse de brazos en el
banco, eso sí: bien alimentados.
Para el actual Gobierno Federal, el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs pasaría a ser el más importante consejero permanente durante la crisis del euro. Christoph Brand, el representante de Goldman
Sachs en Alemania, aunque mayoritariamente desconocido, se reunió durante
la crisis financiera nada menos que 48 veces con los representantes del Gobierno Federal. Solamente el referido ministro federal en la cancillería,
Eckart von Klaeden, fue "asesorado" unas 25 veces [4]. En segundo lugar en la lista de los encuentros con representantes del Gobierno,
figuran el Commerzbank y el Dresdner Bank, seguidos por otras
entidades como Barclays y United Bank of
Switzerland.
Sin contar los encuentros
mensuales con los representantes, hubo entrevistas en privado con la canciller
sobre temas de lobbismo habitual e informal. A la pregunta oral de la fracción de
izquierda, el gobierno admitía además que numerosas consultas se
practicaban a nivel operativo con representantes de esos mismos bancos, pero
que no se computaban, ni se publicaban [5].
En resumen podemos decir que dichos asesores
permanentes llevan tiempo cogobernando en la República Federal. Aquellos, que
la canciller ante los ciudadanos llama anónimamente “los mercados”, cuyos
chantajes dice no estar dispuesta a aceptar, llevan tiempo frecuentando en
persona y alegremente la cancillería.
En caso necesario, los
bancos lanzan además iniciativas específicas con el fin de imponer sus
intereses y cambiar ciertas leyes. Aquí cabe mencionar la TSI (True Sale Iniciative) fundada en 2002.
Promovida por el CDU, se empleaba a favor de la titularización de créditos, su
negociación y renegociación en Alemania. El estudio que iba a decidir sobre
tales prácticas, lo elaboró en 2003 el BCG (Boston
Consulting Group) [6]. Tampoco la
TSI, dado su estrecho enfoque en una meta concreta y su actividad limitada, es considerada un lobby en el sentido clásico estricto, pero el nuevo producto
financiero concreto, que venía a promover, jugaba un papel decisivo en el origen de la crisis financiera.
La banca, empero, lleva
tiempo implicada directamente en funciones y operaciones de carácter cuasi estatal. El
mejor de los ejemplos posibles: el Bafin, el órgano supervisor de los servicios financieros [Bundesamt für Finanzdienstleistungsaufsicht] se presenta al público como si fuese un órgano estatal. Y lo es, pero sólo en un sentido muy superficial; ya que tiene un vínculo esencial que, en el fondo, le debería impedir llamarse
‘estatal’, a saber, que está directamente financiado por los bancos. Así las
cosas, nos encontramos ante una forma extrema de lo que en el ámbito
anglosajón, y en el ejemplo del órgano homólogo de EEUU, la Security Exchange Commission (SEC), se
viene a denominar regulatory capture
que, literalmente traducido, significa “captura de la supervisión”.
En este gremio de supervisión, los supervisados vienen a asumir y ejercer, ellos mismos, el mando [7]. Pero si se da que la existencia de un órgano de supervisión depende de la financiación por parte de los supervisados, desde luego, ya no cabe esperar objetividad alguna. En su lugar, los supervisados y sus supervisores vienen a desarrollar una complicidad a favor de unos intereses privados, que va en contra del interés público. Esta circunstancia se da especialmente en caso de que los bancos también entren a coparticipar y dirigir en otros niveles administrativos.
En este gremio de supervisión, los supervisados vienen a asumir y ejercer, ellos mismos, el mando [7]. Pero si se da que la existencia de un órgano de supervisión depende de la financiación por parte de los supervisados, desde luego, ya no cabe esperar objetividad alguna. En su lugar, los supervisados y sus supervisores vienen a desarrollar una complicidad a favor de unos intereses privados, que va en contra del interés público. Esta circunstancia se da especialmente en caso de que los bancos también entren a coparticipar y dirigir en otros niveles administrativos.
De esta manera, al Bafin le incumbe, entre otras funciones,
definir cuales de los bancos tienen relevancia sistémica y que, conforme a las
reglas del Bafin, han de ser
rescatados con medios públicos, aun en el caso de haberse arruinado ellos
mismos. Con este argumento, el Bafin y
el gobierno alemán, durante la crisis financiera, no dictaminaron la
insolvencia de los bancos insolventes (como el IKB, el Commerzbank, el Hypo Real
Estate, y los bancos regionales (Landesbanken),
sino los rescataron mediante el dinero de los contribuyentes, en contra de toda
ley y los principios de la economía mercantil.
Para respaldar, por
ejemplo, la "necesidad" de rescatar al Hypo
Real Estate (HRE) mediante dictámenes, la Bafin adjudicó el pertinente asesoramiento directamente a los lobbistas bancarios,
como son las empresas estadounidenses de auditoria Price Waterhouse Coopers, KPMG y Ernst & Young. Con lo cual un lobbista viene a arrogarse la
función pública de un de órgano estatal, el peritaje, dictaminando a favor de un
sector de la economía privada muy familiar, y en muchos casos, estrechamente vinculado. ¿Quién podría
confiar así en la imparcialidad de los dictámenes?
Pero esto aún no lo es todo:
desde el estallido de la crisis en 2008, el reparto de los 480 mil
millones de euros destinados al rescate de los bancos "insolventes", quedó
delegado en un instituto externo que se llama Bundesanstalt für Finanzmarktstabilisierung (FMSA) [Agencia Federal
para la Estabilización de los mercados financieros].
A donde llega a parar este fondo de rescate, lo arreglan entre si los bancos y los asesores nombrados por aquéllos [8], lo cual demuestra que la banca no sólo ejerce una enorme influencia sobre el Bafin, sino que, además, viene a decidir, vía la FMSA, su propio rescate, todo ello financiado con el dinero de los contribuyentes.
“Alianzas Alemania S.A.”: Inversores dentro del estado
Pero no son únicamente los bancos, también provienen de los sectores de la construcción, de la farmacéutica, y otros ramos, los grupos que, bajo el manto estatal público, entran a pugnar por sus propios intereses. Así se fundó entre los años 2005 y 2009, durante la “Gran Coalición” entre CDU y SPD y la competencia del entonces ministro de finanzas Peer Steinbrück, la Partnerschaften Deutschland AG, por sus siglas PD AG, una sociedad que tomó ejemplo de la alianza pública-privada Partnerships UK que se había constituido bajo el mandato de Tony Blair y fue fuertemente apoyada por la banca y los asesores de la City of London.
“Alianzas Alemania S.A.”: Inversores dentro del estado
Pero no son únicamente los bancos, también provienen de los sectores de la construcción, de la farmacéutica, y otros ramos, los grupos que, bajo el manto estatal público, entran a pugnar por sus propios intereses. Así se fundó entre los años 2005 y 2009, durante la “Gran Coalición” entre CDU y SPD y la competencia del entonces ministro de finanzas Peer Steinbrück, la Partnerschaften Deutschland AG, por sus siglas PD AG, una sociedad que tomó ejemplo de la alianza pública-privada Partnerships UK que se había constituido bajo el mandato de Tony Blair y fue fuertemente apoyada por la banca y los asesores de la City of London.
El capital inicial de la
PD AG de 10 millones de euros, fue facilitado por el Gobierno Federal con cargo a
los presupuestos generales. El Estado Federal que, si bien era el accionista principal,
admitió que participaran y se beneficiaran otros accionistas de los llamados proyectos PPP (public-private-Partnerships; alianzas público-privadas), provenientes de
la construcción, la banca, la
abogacía, la auditoria y del sector del asesoramiento (Consulting). A nivel directivo y de administración suelen prevalecer los representantes de la economía privada.
Y aquí se descubre el
problema verdadero: La PD AG actúa con autoridad de estado y aparenta ser un
órgano público, pero no es más que un lobbista ordinario del ámbito de la economía privada, que
actúa con el fin de implementar el mayor número posible de proyectos dentro del
patrón de financiación PPP, a nivel nacional, local y comunal [9].
El método PPP,
empero, resultó ser demasiado caro y arriesgado, tanto en su país de
origen, Gran Bretaña, como en muchos otros países. En Alemania cabe mencionar,
por su carácter espectacular y excesivamente caro para las arcas comunales: las
Escuelas de Offenbach, el sistema de recaudación de peajes para camiones Toll Collect, y la hamburguesa sala de
conciertos Elbphilharmonie [10].
Y a pesar de la crítica que pronunciaran al unísono los tribunales de cuentas
regionales y el nacional sobre estos conceptos [11],
el gobierno federal sigue apoyando a la PD AG, y con ella, la práctica de este lobbismo en el corazón del estado.
Directivos en régimen de cesión y grandes bufetes
de abogados: Lobbies dentro de la política
Las empresas no sólo se
camuflan de actores y representantes estatales, sino también acostumbran a acceder de modo muy
directo a las instituciones públicas para materializar sus influencias.
Un ejemplo muy virulento de esta práctica de lobbismo invasivo, es la que ya introdujera el Gobierno Federal en la era de Helmut Kohl, los directivos en régimen de cesión (y especialmente en la Treuhand-Anstalt, el órgano fiduciario pan alemán, entre 1990 y 1994), una práctica que el canciller Schröder pasaría a reanudar [12]. Se consideran cesionados o delegados, aquellos directivos de empresas y asociaciones de empresas que, de modo ad hoc, son cedidos a órganos públicos y ministerios con la finalidad de preparar nuevas leyes, ordenanzas para nuevos productos financieros o proyectos de gran dimensión. En la mayoría de los casos, continúan percibiendo sus sueldos de la empresa que los cede y trabajan “pro bono” en la política, es decir, sin sueldo (público). ¡Honni soit qui mal y pense! En contados casos, es el estado quien los remunera. También en la Comisión Europea, suele haberlos.
Un ejemplo muy virulento de esta práctica de lobbismo invasivo, es la que ya introdujera el Gobierno Federal en la era de Helmut Kohl, los directivos en régimen de cesión (y especialmente en la Treuhand-Anstalt, el órgano fiduciario pan alemán, entre 1990 y 1994), una práctica que el canciller Schröder pasaría a reanudar [12]. Se consideran cesionados o delegados, aquellos directivos de empresas y asociaciones de empresas que, de modo ad hoc, son cedidos a órganos públicos y ministerios con la finalidad de preparar nuevas leyes, ordenanzas para nuevos productos financieros o proyectos de gran dimensión. En la mayoría de los casos, continúan percibiendo sus sueldos de la empresa que los cede y trabajan “pro bono” en la política, es decir, sin sueldo (público). ¡Honni soit qui mal y pense! En contados casos, es el estado quien los remunera. También en la Comisión Europea, suele haberlos.
De esta manera suelen
delegar grupos como Bertelsmann, Deutsche
Bank, IBM, Fraport, BP, Lufthansa, EADS, EON, Daimler, BASF, Price Waterhouse
Coopers, Roland Berger, Morgan Stanley, Telekom y la Asociación de la Industria
alemana de Construcción [Hauptverband der deutschen Bauindustrie] infiltrando sus directivos en los correspondientes puntos
de conexión y coordinación para perseguir sus intereses privados a espaldas de lo público, dentro y en complicidad con la administración pública [13]. Hace algunos años, se sabía de más de 100 directivos cedidos/delegados que trabajaban en
ocho ministerios federales y en la cancillería. Puede que este número se haya
reducido algo desde entonces [14].
Entre tanto, ya suele ser
costumbre entre las empresas, encargar a bufetes de EEUU, que a su vez estén representados en
Alemanía, para que defiendan sus intereses.
Cabe mencionar que estos bufetes ni siquiera se deben molestar mucho en ser
encargados, antes bien es así que el Gobierno nacional y los regionales y
municipales les colmen de encargos sostenibles [15].
El bufete Freshfields Bruckhaus Deringer (en adelante Freshfields),
por ejemplo, representa a grandes bancos en EEUU, la UE y Alemania por todo el
mundo. Este bufete ya asesoraba al gobierno Thatcher en sus privatizaciones, y
operaba en nombre del Deutsche Bank
en la compra del banco Oppenheim y del Postbank. Es el mayor bufete de
Alemania.
El Gobierno Federal, bajo el canciller Schröder, encargaba a Freshfields el proyecto de directivas generales para el nuevo método de financiación PPP [16], así como el Toll-Collect-Vertrag
[contrato de recaudación de peajes en las autopistas]. Desde 2004, el
ministerio de transporte venía pagando millones a cambio de las consultas posteriores
en el mismo proyecto, con el resultado de que los inversores en el proyecto Toll-Collect pudieron retener durante
años la indemnización estipulada en concepto de daños y perjuicios por
incumplimiento de unos 7 millones de euros, y que tampoco parecen ser recuperables jamás [17].
Durante el mandato del ministro de finanzas, Peer Steinbrück, entre 2005 y 2009, Freshfields gozaba además de una suerte de encargo permanente, a cambio de unos 7,3 millones de euros de remuneración [18], percibiendo además, entre 2008 y 2009, otros 5,5 millones de euros de la ya referida FMSA. Esta práctica ya no se detecta solamente en consorcios norteamericanos de abogacía como Freshfields, sino también en bufetes alemanes de “menor dimensión”, que trabajan exactamente igual. (Ejemplo: Hengeler Müller, entre cuyos clientes encontramos el Deutsche Bank.
Durante el mandato del ministro de finanzas, Peer Steinbrück, entre 2005 y 2009, Freshfields gozaba además de una suerte de encargo permanente, a cambio de unos 7,3 millones de euros de remuneración [18], percibiendo además, entre 2008 y 2009, otros 5,5 millones de euros de la ya referida FMSA. Esta práctica ya no se detecta solamente en consorcios norteamericanos de abogacía como Freshfields, sino también en bufetes alemanes de “menor dimensión”, que trabajan exactamente igual. (Ejemplo: Hengeler Müller, entre cuyos clientes encontramos el Deutsche Bank.
[1] Cfr. Christina Deckwirth y Timo Lange por encargo de LobbyControl, Informe sobre Lobby 2013. El Debate sobre lobbismo 2009-2013: Un resumen del gobierno negro (CDU) y amarillo (FDP), Colonia 2013.
[2] Cfr. la mayoría de comentarios en el debate sobre
“Más transparencia en el lobbismo – La audiencia de las partes como principio
de un proceso común” en el parlamento regional de Hesse 16.04.2013, www.landtag.hessen.de, Audiencia sobre
lobbismo en la junta de portavoces, opiniones y réplicas, parte 1 y 2.
[3] Hasta el día de hoy se recuerda
como legendaria la cena que la canciller Merkel organizó en un ambiente selecto
el día del 60 aniversario de Ackermann, que coincidió con lo peor de la crisis
bancaria en 2008; cfr. Thilo Bode y Katja Pink, Fiesta de cumpleaños en la
cancillería, en Blätter 6/2012, pp.
75-82.
[4] Esta relación
duradera resulta aún más significante por la circunstancia de que von Klaeden
también y en primer lugar es responsable de la reducción de los trámites
burocráticos.
[5] Las relaciones entre bancos comerciales y de inversión y el gobierno federal, la respuesta del
gobierno a una pregunta oral de la fracción Die
Linke, BT-Ds. 17/12332, 14.02.2013.
[6] Mediante estas
certificaciones, los bancos pudieron mostrarse espléndidos durante los años del llamado boom; cfr. Süddeutsche Zeitung, 07.07.2009.
[7]
Michael E. Levine y Jennifer L. Forrence, Regulatory Capture, Public Interest
and the Public Agenda: Toward a sintesis, en “Journal of Law Economics and
Organization”, 6/1990 (special issue), pp. 167ff.
[8]
Cfr. Verschlußsache Bankenrettung [documento secreto rescate bancario] en Handelsblatt, 27.03.2013; Profiteure der
Bankenkrise [ Los beneficiarios de la crisis bancaria] en Handelsblatt, 14.03.2013.
[10] Werner Rügemer,
Die Effizienzlüge. Die Spur des Scheiterns [la mentira sobre la eficiencia. La
pista del fracaso] en Neues Deutschland
21.03.2013; cfr. por el mismo: Der Ruin der Kommunen: Ausverkauft und totgespart
[la ruina de las comunas: vendidas y muertas por el ahorro] en Blätter 8/2012. Pp. 93-102; el mismo: Public Private Partnership: Die Plünderung des Staates [alianzas
público-privadas: el estado saqueado] en Blätter
2/2010, pp. 75-84.
[11] L@s president@s
de los tribunales de cuentas, regionales y nacional: Gemeinsamer Erfahrungsbericht
zur Wirtschaftlichkeit von ÖPP-Projekten [Informe conjunto sobre las
experiencias adquiridas en proyectos PPP], Wiesbaden, 14.09.2011.
[12] Sobre los directivos cesionados a la Treuhand, cfr. Werner Rügemer, Privatisierung in Deutschland, eine Bilanz [La privatización en Alemania, un resumen], Munster 2008, pp. 33 ss.
[13] Sascha Adamek y Kim Otto, Der gekaufte Staat. Wie Konzernvertreter in deutschen Ministerien sich ihre Gesetze selber schreiben [El estado comprado. De cómo los representantes de los consorcios en los ministerios alemanes se escriben ellos mismos sus leyes], Colonia 2008.
[14] El empleo de personal externo en los ministerios y entidades públicas alemanas. Respuesta del gobierno alemán a una pregunta oral por parte de la fracción Die Linke, BT-Ds. 17/12631, 06.03.23013.
[15] Cfr. Werner Rügemer, Die Berater. Ihr Wirken in Staat und Gesellschaft [Los consultores. Su función en el estado y la sociedad], Bielefeld 2004, pp. 68 ss. y 161 ss.
[16] Cfr. Ministerio federal de transporte, construcción y desarrollo urbano (Ed.) Freshfields Bruckhaus Deringer, Price Waterhouse Coopers, Alfen Consult: PPP en la construcción pública de edificios, Berlín 2003.
[17] Reinhard Jellen: Verzichtet die Bundesregierung auf 7 Milliarden Euro? Interview mit
Werner Rügemer, ¿Piensa renunciar el gobierno alemán a 7 mil millones de euros? Una entrevista con Werner Rügemer, www.telepolis.de, 17.01.2013
[18] Un bufete embolsa en la era Steinbrück 7,3 millones de euros, www.focus.de, 22.02.2013.
Acceso a la segunda parte del artículo
Werner Rügemer (Amberg, Alemania, 1941) |
Reseña del blogdelviejotopo. Rügemer es originario de la región alemana Alto Palatinado. Cursó estudios universitarios en Ciencia Literaria, Filosofía y Economía, en Múnich, Tubinga, Berlín y París. En 1979 se doctoró en la Universidad de Bremen con una tesis doctoral titulada Philosophische Anthropologie und Epochenkrise. Werner Rügemer es un experto en el campo de la banca y la corrupción empresarial (fuente Wikipedia).
Autor de numerosos artículos y libros, algunas de sus obras están traducidas al castellano, como Las agencias de calificación. Una introducción al actual poder del capital (Editorial Virus). Es un autor referencia para comprender la crisis sistémica y la deriva neoliberal actual.
Acceso a la segunda parte del artículo
Interesante en relación con el artículo:
ResponderEliminarJuan Hernández Vigueras: «Los ‘lobbies’ financieros tienen más poder que los gobiernos» - http://www.luzdelevante.com/?p=65985#comment-15923
Una noticia de periódico del 19-11-13: "La UE quiere atar corto a los ‘lobbies’" en http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/11/19/actualidad/1384890950_663744.html
ResponderEliminar....
Este artículo de Werner Rügemer traducido por Gabi, nos hace pensar en algo que quizás nos pase muy desapercibido a la mayoría: la distinción entre el lobbismo clásico y aquel otro que opera desde dentro del estado y que es más preocupante. Hay un párrafo en concreto que debiéramos grabar en nuestras cabezas:
"(...) la idea tradicional y clásica, y por suerte, ya no tan acrítica que solemos hacernos de lo que significa “lobbismo”, la presión e influencia que los lobbies ejercen desde fuera sobre el parlamento, el gobierno, la administración y los partidos. Y de hecho es así que este tipo de lobbismo sigue existiendo y expandiéndose sin parar.
Pero como mucho más importante se presenta una nueva forma de lobbismo que aún no recibe este nombre: es el lobby que lleva tiempo presente dentro del estado y, en muchos casos, es remunerado por él. (...)"
¿Por qué de ese lobbismo que actúa desde dentro de los estados, se habla tan poco? Quizás sea lo más preocupante y el factor decisivo que socava la democracia como dice Rügemer.