Un veterano militante de IU y del PCE recordaba en Twitter unas palabras de Maíllo cargadas de sentido: Izquierda Unida debe ir a las elecciones municipales con sus siglas, «"vaya donde vaya" para que la gente "sepa lo que vota"». No puedo estar más de acuerdo, pero es que además me parece algo tan obvio políticamente que me desconcierta la miopía política de quienes apuestan por algo diferente.
Quienes están moviendo el discurso de "las siglas es lo menos importante", muestran un desconocimiento de cómo funcionan las identidades políticas, tanto entre militantes como entre los votantes; como muestran también una profunda ignorancia de las dinámicas simbólicas omnipresentes en cualquier nivel de la praxis política (y no será porque esto no sea un tema estudiado hasta el aburrimiento en los estudios políticos y sociológicos).
Las siglas son siempre un referente fundamental. Los que tenemos ya una cierta edad, recordamos -por ejemplo- la trascendencia que tuvo al comienzo de la Transición la dura pugna entre el PSOE (R) o renovador y el PSOE (H) o histórico, por la utilización de la marca "PSOE". Podría poneros docenas de ejemplos en la misma dirección.
Considero que solo existe un caso en el que está justificado "aparcar" las siglas: en aquellos momentos históricos en los que en un país se recurre a la formación de un frente popular aglutinador de todas las opciones de izquierda. Quizás, excepcionalmente, se podrían considerar más casos (siempre de forma muy puntual). Y aunque así fuese, que las siglas tuviesen visibilidad no restaría funcionalidad a la iniciativa.
Tampoco se trata del debate municipalista en sí, sobre las convergencias o confluencias o como queramos llamarlas. A priori es difícil oponerse por principio a la convergencia política en torno a un programa. que debe ser siempre lo primero que se discuta y no lo último, como se está haciendo. Pero aun en tales casos, jamás deben esconderse las siglas. Y mucho menos cuando esa "armarización" de IU va acompañada de un galimatías de nombres de candidaturas que lo único que provocan es confusión y desconcierto entre los votantes. Esto es lo que está ocurriendo. Incluso personas con cierto nivel de preparación política, tienen dificultades para aclararse.
El desconcierto electoral producido por la avalancha de "emos" y similares, alcance el delirio en algunos sitios. El mismo veterano militante que reproducía en Twitter las palabras de Maíllo, difundía una viñeta de El Jueves que es muy ilustrativa, referida a Madrid:
Pero que nadie se equivoque. Si se habla tanto de Madrid es porque a cierto sector le interesa señalar constantemente el caso: interesa "amplificarlo"; en cambio, los mismos se ponen a silbar y a mirar para otro lado cuando se trata de otros casos. Y es que en otras partes, el caos organizado es también de campeonato. Si alguien me pregunta por la situación de opciones electorales en algunas ciudades de mi tierra (Galicia), tendría que decirle: no lo sé. Y malamente lo sabrán los votantes llegado el momento.
Muchos electores votan IU porque es IU y saben lo que votan. Y seguirían votando aunque se vaya en coalición, siempre que no se invisibilicen las siglas. En caso extremo, es mejor ir en solitario con la marca IU, que ir sin las siglas en el contexto de una más que discutible coalición de colectivos que son verdaderas burbujas políticas, a menudo en torno a grupúsculos de personas trepadoras en política, entonando el mantra del ciudadanismo. Tanta confusión acaba mareando.
El británico Martin Handford en 1987 comenzó a publicar una serie de libros titulados ¿Dónde está Wally? (o Waldo, en EE.UU. y Canadá). Alcanzaron una gran popularidad. En los libros de esta serie, se trataba de encontrar a Wally, el personaje central, escondido entre una multitud de personas y objetos; tarea divertida pero nada fácil.
Me temo que, cuando lleguen las elecciones municipales, habrá muchos votantes de IU que tengan que pararse a descubrir "¿dónde está IU?", en medio del galimatías de siglas con las que se encontrará. Tarea que no será fácil, y que tampoco será tan divertida como buscar a Wally.
Esconder las siglas solo acarreará pérdida de votos. El caos y el cachondeo montado con tantas confluencias mal organizadas y planteadas, llevadas a cabo en plan de chapuza política, que se hacen y deshacen, se montan y se fraccionan en hijuelos y adoptan denominaciones que forman parte ya del frikismo político..., esto puede acabar pasando factura.
Un tuitero comparaba la situación electoral de cara a las municipales, con la célebre "carrera de los autos locos" de aquellos dibujos animados. No le faltaba razón:
"Las locas candidaturas". Así lo veía con gran acierto @_ru_b_en_ |
Nada justifica que IU esconda sus siglas. Y, en caso de duda, mejor ir solos como IU que mal acompañados de burbujas políticas.
@VigneVT
No sabes bien lo que coincidimos en lo absurdo de esconder las siglas. La idea creo que la han tenido gente que maneja las nuevas tecnologías, y, me lo han dicho, lo publicarán en facebook y en twiter y todo el mundo se enterará.
ResponderEliminarNo saben que en muchas localidades, gente de cincuenta y más años va a buscar unas siglas en las papeletas de votación, y al no encontrar la que buscan se van a armar un taco monumental.