"Al servicio del Capital"
Por Jean-Marie Jacoby
Jean-Marie Jacoby es periodista del Zeitung vum Lëtzebuerger Vollek de Luxemburgo. También es el Presidente del KPL, Partido Comunista de Luxemburgo (Sektion Zentrum)
Los tentáculos del Libre Comercio están acabando con el parlamentarismo representativo de los ciudadanos. Pero en Luxemburgo, las protestas de la mayoría de las asociaciones se quedan en la superficie.
En virtud del artículo 206 del Tratado de Lisboa, vigente desde 2009, la Comisión está obligada a “eliminar las restricciones al comercio internacional y las inversiones extranjeras directas”. Ya se prescinde de la colaboración de los parlamentos nacionales en la confección de los “tratados de libre comercio” (TLC); estos sólo entenderán y ratificarán los llamados “acuerdos mixtos” que vayan más allá de las meras agendas comerciales. No obstante, el Consejo, que representa a los gobiernos nacionales, en virtud del art. 188 N, podrá adoptar, a propuesta del negociador, una decisión por la que se autorice la firma del acuerdo y, en su caso, su “aplicación provisional” antes de la entrada en vigor. Puesto que no se regula el supuesto de revocar esta aplicación provisional (como en el caso en que uno de los parlamentos deje de ratificar el acuerdo), esta decisión pasa a tener carácter definitivo. De este modo, ya se ha procedido en los TLC firmados con Peru y Colombia, que entraron en vigor el 1 de agosto de 2013; y el hecho de que hasta hoy no hayan sido ratificados por todos los 28 estados miembros parece no molestar a nadie.
El Partido Comunista de Luxemburgo (KPL) no para de insistir en lo importante que es reconocer la UE como la alianza de estados imperialistas que es, que se juntaron para inculcar su voluntad a otros estados, toda vez que se trata de acceder a sus materias primas o del “libre acceso” a sus mercados y consumidores. La UE está para satisfacer los intereses del Gran Capital y lo está logrando con creces. Sería ilusorio creer que ese instrumento para favorecer los intereses del capital alguna vez podría convertirse en beneficio para los asalariados; una quimera comparable con la de un “capitalismo de rostro humano”. No puede haber capitalismo que sea malo para capital, pero bueno para los trabajadores.
Por tanto, quienes ahora se oponen a los tratados (TTIP con EEUU; CETA con Canadá y TiSA entre la UE, EEUU y 19 países más), pero no a esta UE, se quedarán cortos, puesto que precisamente mediante estos tratados la UE viene a realizar el propósito de su existencia.
Pero son muchos los que no lo quieren ver así y prefieren conservar la ilusión que los medios nutren y alimentan en cada momento. De este modo cabe entender que en la manifestación del 11 de octubre de 2014 en Luxemburgo el representante del KPL era el único en señalar que en este sistema capitalista TODO lo que sucede viene a enfocar y buscar el máximo beneficio para el Gran Capital y los gigantes multi o transnacionales. El orador comunista era además el único en informar que estos tratados nacieron en el empeño norteamericano de retrasar la caída de su imperio, a causa de su creciente déficit exterior y doméstico y endeudamiento, apoderándose de los recursos de la UE. Este imperio, que está tambaleando, tan sólo está logrando sostenerse por el hecho de que la energía (aún) se comercializa en la moneda del US$. Pero siendo esto cada vez menos el caso, cabe vislumbrar el definitivo fin de su imperio. Y es que todos los imperios habidos en la Historia acabaron sucumbiendo por haberse extralimitado.
Las fracciones de los partidos burgueses representados en el Parlamento de Luxemburgo, prácticamente equiparadas, y con pocas matices distintivas, están a favor de los “tratados de libre comercio”, siempre y cuando no alcancen a diluir los estándares medioambientales y gestión prudente, y siempre tras una adecuada ponderación de los riesgos y pérdidas inherentes. Y la ilusión de que esto sea factible ya no la comparte una gran parte de la ciudadanía, que comparte, empero, esa otra ilusión mayor aún que consiste en exigirle a la UE un cambio político.
Son 16 organizaciones reunidas en la “alianza luxemburguesa” contra los Tratados CETA y TTIP que vienen a exigir que se paren las negociaciones. En esta alianza participan todos los sindicatos nacionales, entre ellos, tanto el más grande, el socialdemócrata LCGB como su equivalente “cristiano”, el CGFP; el sindicato de los empleados de la banca –ALBA-; el de los empleados comunales FGFC, y otros tantos más. También están la asociación de defensa al consumidor; el círculo para la colaboración en la ayuda al desarrollo; la acción solidaria con el “Tercer Mundo” y la iniciativa “Fairtrade Luxemburgo”. De ámbito medioambiental, “Mouvement Ecologique”; “Greenpeace Luxemburgo” y la “Asociación Naturaleza y Medio Ambiente”. De entre los agricultores, la Asociación de Agricultores y viticultores Jóvenes, etc.
Se vienen a criticar muchos detalles:
Que no puede ser que los estándares en materia ambiental y de seguridad y protección, por los que durante tanto tiempo los ciudadanos de la UE tuvieron que luchar; los estándares sociales que se alcanzaron en la lucha sindical, ahora se pongan en tela de juicio de un mero plumazo.
Que no puede ser que el principio de prudencia que rige en la UE llegue a sacrificarse en el altar de los intereses de EEUU.
Que ahora toca oponerse y resistir mientras podamos, para que más adelante podamos seguir manteniendo las miradas de nuestros hijos.
Los que más críticas cosechan son las regulaciones para proteger al inversor, los tribunales de arbitraje, lo que llaman “capitalismo salvaje” y el neoliberalismo. Se celebran conferencias para informar sobre determinados aspectos parciales, pero el planteamiento sistémico apenas se pone en duda. De ahí que toda esa crítica ha de quedarse en la superficie y cabe temer que tendrá poco éxito si no es capaz de profundizar en las causas subyacentes. Ni el Gran Capital, ni su Comisión Europea se dejarán impresionar por semejantes críticas aisladas. Lo que ellos pretenden es que TTIP, CETA y TiSA entren en vigor lo antes posible.
para blogdelviejotopo:
Tucholskyfan Gabi
Fuente original en alemán: TTIP stoppen. Beilage der Tageszeitung junge Welt vom 08.04.2015. Publicado en Junge Welt, 8-4-2015. URL: www.jungewelt.de/beilage/beilage/344
Este artículo forma parte del suplemento especial titulado "PARAR EL TTIP" que cuatro diarios europeos con orientación izquierdista publicaron el pasado día 8 de abril (Arbejderen de Copenhague, Morning Star de Londres), Zeitung vum Lëtzebuerger Vollek de Luxemburgo y Junge Welt de Berlín).
Traducción al español para blogdelviejotopo: Tucholskyfan Gabi.
Fuente de esta traducción: blogdelviejotopo.blogspot.com.es 16-4-2015.
Imágenes (foto y viñetas) y negrita: añadidos nuestros.
Uso de esta traducción: licencia CC BY-SA. Reproducir esta ficha documental, conservando los enlaces (hipervínculos) que figuran (tanto a este blog como a la fuente en alemán).
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- Stop TTIP. Suplemento especial de 4 diarios europeos contra el TTIP (2 de 2) - Pendiente de publicación
El sistema económico montado por el gran capitalismo internacional está en una burbuja que puede estallar en no mucho tiempo. El PIB mundial son unos 70 billones (españoles) de euros. El dinero emitido por los bancos centrales es varias veces superior después de las sucesivas inyecciones que han hecho y están haciendo últimamente.
ResponderEliminarEvidentemente esto no puede continuar durante mucho tiempo. Por ello el interés en que el TTIP esté lo antes posible en vigor y que el sistema tenga agarrados todos los resortes.
Cuando la burbuja estalle, que estallará, los que vamos a sufrir las consecuencias somos nosotros, no los grandes capitalistas. Ellos, que cada vez son menos pero dominan más cantidad del capital mundial, no son los que lo van a sentir. Tendrán a su disposición a toda la población mundial para que produzcan para ellos en las condiciones que determinen.
Es de los mejores artículos que he leído de todo lo que se viene diciendo y escribiendo sobre el TTIP, porque pone de manifiesto dos cosas que, pese a ser muy obvias, se tienden a pasar por alto:
ResponderEliminar1. Que todo esto no deja de ser una consecuencia de la arquitectura sobre la que se ha levantado la UE, de manera que no tiene sentido criticar una parte (el TTIP) sin hacer una crítica al conjunto.
2. QUe aunque la izquierda anticapitalista se esté movilizando contra el TTIP, una buena parte de los compañeros de viaje en esa lucha contra el TTIP, apuestan por un capitalismo feliz: son, en el mejor de los casos, socialdemócratas convencidos de que existe un capitalismo con rostro humano, como critica Jacoby. Y eso en el mejor de los casos.
Sin olvidarnos de lo patético que resultan otras cosas. Por ejemplo, que Los Verdes europeos se movilicen contra esto habiendo dado muestras de apoyo a la política de la OTAN. TTIP y OTAN no se pueden disociar, porque responden a los mismos intereses.
Por eso, ¿contra el TTIP? POR SUPUESTO QUE SÍ. ¡Faltaría más! Pero ojo con nuestros compañeros de movilización, porque no estamos en el mismo bando aunque coyunturalmente por estrategia sumemos esfuerzos.
Gracias Gabi por este magnífico artículo traducido y, especialmente, por el tremendo esfuerzo de traducción que durante días te has pegado traduciendo el suplemento especial de los 5 diarios europeos, dedicado al TTIP. Tu contribución a este blog resulta decisiva :-) Dank, eine umarmung!
Gracias, compañero, puesto que 'tempus fugit', el "esfuerzo" no era para menos.
EliminarComparto tu criterio sobre J. M. Jacoby, para mi también el único que va al grano.
También comparto tu crítica sobre los que oportunamente se han venido subiendo al carro o, para emplear el simbolismo del Caballo de Troya, los que ahora pretenden entrar por la puerta trasera...
Respecto al punto 2 que comentas, tengo el ejemplo de gente en redes sociales que se consideran de izquierdas y anticapitalistas (pero votan al PSOE) que se niegan a posicionarse en el asunto porque todavía no hay un texto del TTIP sobre el que debatir (supongo que obvian las filtraciones o la poca información que ya ha dado la UE). También se niegan a rechazarlo porque hay personas como Teresa Forcades o miembros Izquierda Anticapitalista que lo rechazan también, o justifican el secretismo por el peligro de que se entere Putin.
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