Imagen tomada del artículo "LA MILITANCIA CON CAYO, una oportunidad para el reencuentro", de Javier Parra, publicado en larepublica.es |
Javier Parra
ha publicado un artículo en larepublica.es al hilo del manifiesto de apoyo a Cayo Lara ("La militancia con Cayo"). Confieso que la primera vez que lo leí me provocó alguna duda. En
cambio, en una lectura posterior y más sosegada, creo que no se trata de
discrepancia con algún aspecto del texto, sino más bien de la necesidad de
matizar y de visibilizar el posible mensaje que el dirigente del PCPV-PCE
pudiera estar mandando entre líneas, de forma implícita y sutil. Veamos...
1.- Nada que objetar a la valoración que hace
Parra del artículo publicado en Vozpopuli. Comparto su opinión. También es
imposible no estar de acuerdo con su arenga final: "frente al enemigo:
unidad, trabajo, optimismo y lealtad". Por supuesto; aunque suene a
tópico, no por ello deje de ser una gran verdad.
2.-
"Cuidado con la prensa, porque ella sí es el enemigo", dice Javier
Parra. Aquí yo entraría ya en algún matiz, o ampliaría si así se prefiere. Es
cierto que así es. Toda izquierda que se preste de ser izquierda, tendrá en
contra siempre a los medios sistémicos y nada bueno debemos esperar de medios
cuya finalidad no es transformar la sociedad, sino reproducir el status quo de
una u otra forma. Pero, por esta misma razón, debemos plantearnos si como
izquierda hay que permitir que sean algunos medios los que decidan quiénes
tienen que liderar la izquierda, mediante la promoción de unos y el
silenciamiento -cuando no el descrédito- de otros. ¡Y estamos tragando con
esto! Nuestros líderes, ¿han de surgir del conocimiento directo, debate y
voluntad de las bases, o del casting mediático y voluntad de quienes controlan
los medios? Y precisamente, porque los medios son el enemigo, no me fío de
quienes son aupados al estrellato por tales medios. Me pueden decir misa para
justificarse los defensores del circo mediático, pero los medios no hacen nada
de forma inocente y no les mueve solo un fin comercial como dicen algunos, sino
que desempeñan una clara función de control social y político. Decía Cayo Lara
en al SER no hace mucho: "Algunos han tenido más entrevistas en un mes que
yo en toda mi vida". Y merece la pena preguntarse "por qué",
interrogarnos sobre los motivos ocultos que tienen aquellos que manejan los
medios para que en un momento dado elijan: 'tú, tú y tú', y el resto condenados
a sufrir el efecto producido en los idiotas cuando te sueltan aquello de 'es
que fulano no tiene carisma' (¿cuántas veces hemos escuchado esto entre los abducidos por los medios?).
3.-
"Estamos en buenas condiciones para obtener un gran resultado en las
elecciones municipales y autonómicas", y de cara a las generales
"tenemos el mejor candidato, Alberto Garzón", dice Javier Parra y
estoy seguro que Cayo Lara estaría de acuerdo con sus palabras. Obviamente,
ningún dirigente de IU puede decir públicamente otra cosa salvo que quiera incurrir en una falta de deslealtad. Sin embargo, en mi opinión, como no empecemos a marcar la distancia
con Podemos, difícilmente serán buenos resultados.
En cuanto a
la política local, ésta tiene sus especificidades y dudo de que todo ese
indescifrable galimatías de 'municipalemos' pueda conducirnos a buen puerto; en
algunos sitios quizás pueda dar resultado (sin duda), pero en otros es posible
que se acabe haciendo el ridículo político. Y menciono, además, lo absurdo que
supone poner el carro delante delante de los bueyes: se ha hablado de alianzas
y confluencias, dejando lo importante (los programas) para un momento posterior, como si fuese un asunto menor (práctica que puede ser una peligrosa autopista hacia un partido atrápalotodo). El jardín de espinas que se ha organizado da
lugar a situaciones verdaderamente kafkianas; por ejemplo, que en un municipio
importante y estratégico de una comunidad autónoma, la agrupación comarcal de IU y parte de
Podemos apoyen una lista, y la agrupación local de IU y la otra parte de
Podemos apoyen otra lista diferente (y es que no solo en Madrid cuecen habas,
aunque no se hable de ello). Quizás no guste oírlo, pero se ha actuado bastante
a la manera de Pepe Gotera y Otilio en versión política.
Y en cuanto
a las generales, ¿que Garzón es el mejor candidato de los que se van a presentar entre los diferentes partidos? Sin duda, es mejor que los candidatos que presentarán el
PSOE, el PP, Podemos o el partido de la castaña bendita. Otra cosa es que no
despierte recelos (e incluso rechazos) en una parte de votantes, simpatizantes y
militantes de la izquierda. Existen razones muy fundadas que justifican tales
recelos, y haría bien Garzón en intentar, desde la modestia, un esfuerzo de
comprensión en lugar de ningunearlos y descalificarlos de manera burda y hostil. Dicho
así... de forma muy suave.
Bien es
cierto, y esto se lo digo a quienes sientan poca o ninguna simpatía por Alberto
Garzón: somos izquierda, y eso significa que nos movemos
en base a programas, a contenidos concretos, no en base al sex-appeal político
del líder de turno o de las simpatías o antipatías que nos genere. Y si hay que
tragar sapos, ¡pues tragaremos sapos! Priorizamos programas, no personas. Pero en algo insisto: si hubo un tiempo
pasado en el que resultó suicida, por parte de quien llevaba la batura de IU en aquel momento, incurrir en la tontería de decir 'el PSOE no
es el enemigo', en el presente nos encontramos con algo parecido en relación
con Podemos, y como el de Málaga no tome nota y lo asuma, el castañazo puede
ser de campeonato. Eso sí, luego será muy fácil cargarle la culpa a otros o a
otros factores, como se ha hecho y se está haciendo (lo de cargar las culpas en el "otro" se nos da de maravilla; en esa asignatura sacamos matrícula de honor).
4.-
Absolutamente acertada es la valoración que hace Parra del Manifiesto: es un
"leal manifiesto" como él muy bien dice, de gentes de las bases, de humildes y entusiastas militantes y simpatizantes y que nadie busque cosas raras detrás de la
iniciativa porque no las encontrará. Me alegro mucho que Javier Parra lo haya
entendido y comprendido (que tomen nota otros). Se han dicho muchas tonterías y
se han visto muchas manos negras, lo que viene a demostrarnos una cosa: en
política, la desconfianza es buena, pero la línea que separa la desconfianza de
la paranoia es tan tenue que muchos la traspasan con frecuencia. Algo así ha
ocurrido con los que han reaccionado con el Manifiesto como si tuviesen fuego
en el trasero. No es, en absoluto (ni estuvo en el ánimo de quienes lo
elaboraron) un manifiesto contra Garzón, sino única y exclusivamente una
declaración de apoyo y cariño políticos al coordinador de IU, Cayo Lara. Y ya que
hablamos de desconfianza, me pregunto por qué esto ha molestado tanto a cierta
gente y a ciertos 'notables'. Puntos suspensivos...
5.- He
dejado para el final lo que me parece de más relieve del artículo de Javier
Parra (curiosamente está al comienzo del mismo). Parra deja claro, sin ningún
tipo de duda, que comparte “desde el principio hasta el fin” el contenido del
Manifiesto, aunque expone el motivo por el cual no lo ha firmado:
“nunca he creído que sea en Manifiestos públicos como se debe marcar posición política en el interior de Izquierda Unida, sino mediante el debate en los órganos del Partido primero, y posteriormente en los de Izquierda Unida”
En un primer
momento, esto me dejó bastante perplejo. Podría sonar a justificación retórica,
a conveniencia equidistante. Parece como si quisiera quedar bien con todos. Sin
embargo, considero dos cosas:
- A) No deja de ser razonable que, por su cargo (Secretario General del PCPV-PCE), no firme el Manifiesto, que es una iniciativa de bases militantes y simpatizantes. Quizás no todo el mundo entienda esto, pero sí es verdad que cuando se desempeñan responsabilidades políticas como es su caso, pues posiblemente resulte pertinente y oportuno mantenerse "formalmente" al margen (tengo mis dudas, pero en cualquier caso lo entiendo). Y enfatizo "formalmente", porque en la práctica ha dejado claro, a través de su artículo, que está completamente de acuerdo con el texto del Manifiesto.
- B) La razón que expresa para no firmar, en realidad si leemos entre líneas, se puede interpretar como un mensaje rotundo, contundente, a quienes precisamente y de forma sistemática, teniendo puestos de responsabilidad política en IU o habiéndolos desempeñado, se dedican a hacer lo contrario de lo que Parra dice que hay que hacer (la posición política se discute y marca en los espacios internos adecuados y no públicamente). Así lo interpreto yo, aunque lógicamente puedo estar equivocado porque no estoy dentro de la cabeza de Javier Parra.
Difícilmente puede argumentarse
que el Manifiesto pretenda "marcar posición política" como da a entender Parra, ya que mostrar apoyo público a quien es coordinador de IU no es más que
ratificar públicamente la posición política que previamente IU ha marcado, al elegir y mantener a Cayo Lara como
coordinador. Así pues, dado que Parra es persona inteligente, habrá que pensar
en ese mensaje entre líneas que subjetivamente creo interpretar que existe.
A partir de
ahí, lo que me viene a la cabeza, es la lacra más sangrante que IU viene
padeciendo desde hace mucho (quizás desde su comienzo): la costumbre de
utilizar, por parte de algunos notables y responsables políticos, a unos medios
-que son hostiles y enemigos- como escenario de las batallas particulares
internas. Si algo ha desmoralizado y sigue desmoralizando a militantes,
simpatizantes y votantes de IU (y algunos dirigentes no se enteran o no se
quieren enterar), no son unos resultados electorales u otros, sino que desde
dentro de Izquierda Unida se abra fuego político en contra de la propia
organización por parte de algunos dirigentes y ex-dirigentes. Esto ha sido y es
una peligrosa fuente de desánimo. La mayoría de militantes y simpatizantes de IU
son capaces de digerir un mal resultado electoral (¿o es que no lo han
demostrado suficientemente?). Pero tener que asistir al triste espectáculo de
escuchar a notables y personas significativas de IU tirar piedras en contra del
propio tejado, e incluso -lo que es peor- apoyar de forma más o menos velada a
organizaciones rivales, esto es algo que destroza anímicamente al militante de
a pie y al simpatizante. En otras palabras, se trata del mal que provocan
aquellos que usan los medios para intentar marcar posición política dentro de
IU.
Resulta
vergonzoso que durante la confección de las listas para las elecciones
europeas, una formación integrada en IU, no contenta con su trozo de pastel,
amenazase en las redes sociales con acudir a tribunales, y que su candidato en
las listas pasease trapos sucios por las redes, intentando utilizar éstas como
medio de presión para "marcar posición política". ¡Y no pasó... nada!
Como resulta
vergonzoso que haya habido algún máximo responsable autonómico de IU y otros
líderes que se dedicasen a decir en redes sociales y/o medios que IU en Madrid
era el partido de Bankia. una expresión que ha calado entre quienes apenas
tienen un conocimiento superficial de lo que sucede. Eso sí que es "marcar
posición política" desde donde no hay que marcarla. El daño ya está hecho.
Y no entro en el debate de IUCM porque aquí no estamos hablando de ese tema. ¡Que nadie
busque excusas! Lo verdaderamente grave es que el asunto se trasladase
intencionadamente a unos medios que son "enemigos". Quienes así han actuado,
han despreciado el daño moral que estaban provocando entre militantes y
simpatizantes, la mayoría de los cuales nada tienen que ver con Madrid porque son de otras
comunidades.
Difícil de
asimilar es que haya habido ilustres a los que IU ha contribuido a promocionar
y que luego se dedicasen a torpedear desde dentro la formación sin recibir
respuesta de la misma. Cuando IU estaba subiendo en las
encuestas y empezaba a tener al PSOE a tiro de piedra (verano de 2013), un
sorprendente Diego Cañamero encendía con pólvora las redes sociales en una
entrevista pública a un medio en el que se soltaba diciendo que "Izquierda
Unida ya no sirve", despotricando de lo lindo contra la organización en la
que estaba integrado a través del SAT y del CUT (Colectivo de Unidad de los
Trabajadores). No dejó de insistir en sus ataques, sirviendo titulares a los
medios enemigos de la izquierda como "IU está siendo un freno para el
cambio político". Eso sí, siguió beneficiándose de IU hasta que Podemos le
ofreció un sillón más confortable (como tantos otros).
Como tampoco
es de recibo que dos ex coordinadores de IU, Gerardo Iglesias y Julio Anguita,
queridos y respetados por la militancia y los simpatizantes, hayan atizado sin
cortarse contra IU en sus críticas, especialmente el de Córdoba. Muchos
militantes y simpatizantes de IU han recibido como jarros de agua fría algunas
declaraciones de Anguita que lesionan la imagen de IU, mientras que los
seguidores de Podemos aplaudían hasta con las orejas.
¿Y qué decir
de las críticas al pacto de gobierno en Andalucía, a las que también se sumó en
su momento Alberto Garzón? A título personal, soy de los que creen que IU no
debía haber entrado en el gobierno. Pero fue una decisión consultada a la
militancia y a partir de ahí se impone el respeto y el cierre de filas y,
nunca, trasladar el debate y las críticas a los medios. Intentar "marcar
posición política" a través de declaraciones en los medios, contradice el
acertado principio señalado por Javier Parra.
Menciono,
aunque sea de pasada, la fea conducta que supone pretender hablar en nombre de
IU y del Federal (funciones propias del portavoz de la organización), cuando
solo se es el candidato designado para las generales. Nuevamente encontramos
en ello el mismo problema: el intento de utilizar a los medios para
"marcar posición política" dentro de IU.
Quiero decir
con todo esto, que Javier Parra tiene razón cuando afirma que la "posición
política" debe marcarse "en el interior de Izquierda Unida", a
través de los órganos y canales correspondientes. Es precisamente, lo que
ciertos notables, destacados miembros e incluso cargos y representantes de IU,
no hacen. Son los que tienen responsabilidades políticas, o las han tenido en
el pasado los que deben dar escrupuloso ejemplo de ello. Para colmo de los
colmos, algunos de ellos encima han sacado el garrote contra los promotores y
firmantes del Manifiesto. Les sobra soberbia, prepotencia y muestran un ego con
problemas de obesidad; les falta humildad, cariño por la militancia y los simpatizantes, camaradería, lealtad... Pero el tiempo pone a cada cual en su
sitio. Esperemos que, cuando esto ocurra, los destrozos sean asumibles.
Vayamos a por la unidad mencionada, con acierto, por Javier Parra. Pero, de entrada, más vale que quienes tienen responsabilidades políticas dentro de IU (o las han tenido), aprendan a tener la lengua donde hay que tenerla, no en los medios. Y el que quiera entender, ¡que entienda!
Javier Parra (derecha) con Franco Tomassoni, durante la visita de éste a la Casa del Pueblo de Paterna. Franco Tomassoni es responsable de relaciones internacionales de la FGCI, la organización juvenil del Partido Comunista Italiano. Parra es Secretario General del PCPV y goza de las simpatías y apoyo de un amplio sector de las bases del PCE. Imagen: @javier_parra |
Enlaces (pulsar en hipervínculos):
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Tienes mucha razón en muchas cosas Vigne. Pero en el carajal que se ha formado con estas pseudoprimarias, quizá te has quedado corto. Cuando nos veamos ya te contaré, es para hacer una enciclopedia con las historias de aquí.
ResponderEliminarEn cuanto a las primarias, ya expuse mi opinión en una entrada. Voy a repetirla aquí.
Se deben confeccionar programas por los partidos, lo más democráticamente que se pueda. Una vez confeccionado el programa se elige por primarias, bien definidas, el candidato que mejor puede llevar a cabo el programa.
Ahora lo que se está haciendo con la moda podémica es elegir un candidato que lleva un programa, conocido o no por la gente, y que después, si cree que es necesario, lo va destiñendo. O sea una vez elegido impone el programa que él cree al partido, o sea que es como en EEUU el P. Republicano y el P. Demócrata.
Siempre me admiró la manera de duncionar del PNV. Tiene una estructura en el partido y se elige un candidato, que no es de la estructura, para llevar a cabo el programa. Si se declara independiente del programa, se le destituye, por ejemplo eso le pasó a Carlos Garaicoechea. Y aunque ni de lejos estoy de acuerdo con la ideología del PNV, me gusta su manera de funcionar en este aspecto.